
Dormir en condiciones de calor puede convertirse en un reto significativo durante las noches de verano, especialmente para quienes buscan mantener un sueño saludable o enfrentan problemas de insomnio. Un ambiente cálido no solo genera incomodidad, sino que también puede afectar negativamente la calidad del sueño, alterando la fase de inicio del mismo, reduciendo el tiempo en sueño profundo y fragmentando los ciclos nocturnos. Esto puede tener repercusiones en la salud, el rendimiento diario y la recuperación del cuerpo.
La dificultad para dormir en climas cálidos se debe a que, para conciliar el sueño, el cuerpo humano necesita reducir su temperatura central y aumentar el flujo de calor hacia la piel para disiparlo. Si el entorno se mantiene caliente, este proceso se ve obstaculizado, lo que retrasa el inicio del sueño y degrada su calidad. Según estudios, un aumento de temperatura de 25 °C a 30 °C puede disminuir la eficiencia del sueño entre un 5% y un 10%.
Theresa Schnorbach, psicóloga y especialista en sueño de Emma Sleep, señala que “dormir bien en verano o en ambientes calurosos no depende solo del aire acondicionado, sino de entender cómo funciona el cuerpo al regular el calor, y cómo el entorno del descanso lo potencia o lo frena”.
Para facilitar la conciliación del sueño en noches calurosas, Schnorbach ofrece cinco recomendaciones prácticas:
1) **Bajar la temperatura del ambiente** antes de acostarse: ventilar la habitación temprano, cerrar ventanas cuando el sol esté en su punto más alto y utilizar ventiladores o aire acondicionado para estabilizar la temperatura.
2) **Optar por textiles ligeros y transpirables**: elegir fundas, sábanas y pijamas de algodón, lino o bambú que favorezcan la ventilación y la liberación de calor.
3) **Evitar comidas y bebidas muy calientes** antes de dormir, ya que el metabolismo genera calor interno que dificulta el enfriamiento corporal.
4) **Tomar un baño templado o ligeramente fresco** aproximadamente 60–90 minutos antes de acostarse, lo que ayuda a iniciar el descenso de temperatura corporal necesario para el sueño.
5) **Asegurarse de que el colchón y la ropa de cama sean adecuados**: los materiales que atrapan calor o no permiten la disipación del mismo pueden agravar la sensación térmica, por lo que la estructura del descanso es tan importante como el ambiente.
Implementar estos ajustes puede ser crucial para garantizar un descanso reparador, marcando la diferencia entre despertar con energía o arrastrar cansancio durante el día. Adoptar estrategias térmicas adecuadas es una parte esencial del autocuidado que a menudo se subestima.
















