Los jugadores de los primeros equipos profesionales de baloncesto utilizaban ropa y calzado casual. Sin embargo, hace más de un siglo, se hizo evidente que las zapatillas de baloncesto debían ser de caña alta, con suelas rígidas y un soporte óptimo para el pie. El primer modelo de calzado diseñado específicamente para este deporte fueron las zapatillas Converse All-Star, que fueron lanzadas en 1917. Para el año 1936, Converse había consolidado su posición como el principal fabricante de calzado de baloncesto al introducir las Chuck Taylor All-Star de caña alta y color blanco, con las que el equipo de Estados Unidos ganó medallas de oro en los Juegos Olímpicos de 1936. Las rayas rojas y blancas patrióticas de este modelo se volvieron tan populares que durante la Segunda Guerra Mundial, las Chuck Taylor All-Star se convirtieron en el calzado oficial de entrenamiento del ejército de Estados Unidos. Como resultado, Converse monopolizó el mercado de calzado de baloncesto durante 40 años, controlando supuestamente el 80% del mercado estadounidense a mediados del siglo XX. Sus zapatillas eran utilizadas por los jugadores de baloncesto más renombrados de la época, así como por estrellas de cine como James Dean.
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