Un fotógrafo de auroras en Alaska, Todd Salat, vivió una experiencia inusual al observar una extraña formación en el cielo. En la madrugada del 22 de noviembre, Salat notó una figura luminosa en forma de letra E que se transformó en una criatura con “piernas en el aire” mientras una aurora con formas inusuales se desplazaba rápidamente. Este fenómeno no solo se destacó por su forma, sino también por los parches oscuros que aparecieron en medio de la aurora, una característica que nunca antes había sido documentada con tal claridad.
“Vi estas extrañas formaciones desplazándose alrededor de las 4 de la mañana”, relató Salat a Spaceweather.com. “Vino desde el noroeste, fue un momento de asombro. Parecía una ‘E’, y unos minutos después, parecía tener patas en el aire”, detalló. Este fenómeno se identificó como una anti-aurora o aurora oscura, un evento extremadamente poco frecuente que interrumpe el proceso habitual de las auroras, creando zonas oscuras en el cielo donde normalmente habría luces brillantes.
Las auroras tradicionales se producen cuando las partículas solares, principalmente electrones, interactúan con los gases en la ionosfera terrestre, lo que genera luz de diferentes colores. En cambio, en el caso de las anti-auroras, los electrones caen hacia la Tierra y son expulsados de nuevo al espacio, creando una ausencia de luz que se traduce en “anillos oscuros” o “rizos de manchas”. Estos fenómenos fueron identificados por primera vez a finales de la década de 1990, pero su comprensión se ha desarrollado gracias a investigaciones posteriores.
En enero de 2001, la Agencia Espacial Europea (ESA), mediante su misión Cluster, detectó campos eléctricos positivos en una zona oscura. Este estudio confirmó que estos casos repelen el espacio, en lugar de ser dirigidos hacia la atmósfera, como ocurre con las auroras tradicionales. El físico de plasma Göran Marklund, de la Universidad Real de Tecnología de Estocolmo, Suecia, explicó tras analizar los resultados de la misión Cluster: “La realidad es que hay una falta de actividad auroral en la región, lo que provoca que la energía sea absorbida y regrese al espacio exterior”. Esto produce colores brillantes, pero también presenta manchas negras o vacíos dentro de la aurora.
Este fenómeno sigue siendo objeto de investigación, ya que los científicos aún no pueden predecir con exactitud cuándo y dónde aparecerá. Sin embargo, la observación de este evento representa una oportunidad invaluable para aprender más sobre estos fenómenos.
Consultada por Infobae, la doctora en astronomía y comunicadora científica Beatriz García, del Conicet, comentó que “es probable que se observen fenómenos similares en América del Sur continental. De manera excepcional, podrían detectarse en Tierra del Fuego”. Sin embargo, aclaró que “evidentemente, si se han encontrado en el norte, también deberían detectarse en el sur”. La experta consideró que las personas que se encuentran en los círculos polares tienen más posibilidades de ver auroras. “Solo en condiciones excepcionales del Sol, se pueden ver en latitudes menores”, afirmó.
En mayo, se emitió una alerta debido a una intensa tormenta solar registrada en dos décadas. Como consecuencia, se generó un evento extraordinario en Ushuaia, la capital de Tierra del Fuego, donde se observaron auroras australes caer en la noche, un espectáculo raramente visto en esta localidad. Este fenómeno cautivó a los habitantes, quienes salieron a las calles para admirar el espectáculo.