La percepción de la belleza en los idiomas es un tema que ha suscitado interés y debate entre lingüistas y hablantes por igual. A menudo, se asocia la belleza de un idioma con su musicalidad o su elegancia, llevando a muchos a considerar que idiomas como el italiano o el francés son los más atractivos. Sin embargo, un estudio reciente realizado por Andrey Anikin, Nikolay Aseyev y Niklas Erben Johansson ha desafiado estas nociones preconcebidas, sugiriendo que la belleza de un idioma puede ser más subjetiva de lo que se pensaba.