El Vaticano ha decidido anular las sanciones impuestas al sacerdote Felipe Berríos, tras resolver la apelación presentada por él, determinando que “no se logró la certeza moral suficiente sobre los delitos denunciados”. Esta decisión implica que todas las restricciones eclesiásticas que pesaban sobre Berríos, incluyendo su expulsión de la Compañía de Jesús y la prohibición de ejercer públicamente su ministerio, han quedado sin efecto, según un comunicado emitido por la congregación.