Marina Abramović y el peligroso límite de la vulnerabilidad en su impactante performance

La artista revela su experiencia traumática al ceder su libertad creativa.
La artista revela su experiencia traumática al ceder su libertad creativa.

La actuación ‘Ritmo 0’ de Marina Abramović expone los límites de la vulnerabilidad y la violencia en el arte contemporáneo.

El arte ha sido históricamente un campo de expresión que puede evocar diversas emociones y perspectivas. Sin embargo, hay obras que han llevado este concepto al extremo, poniendo en peligro la vida de sus creadores. Un ejemplo notable de esto es la performance titulada ‘Ritmo 0’, realizada por la artista serbia Marina Abramović, quien es reconocida por su innovador enfoque en el arte de la performance. A lo largo de su carrera, Abramović ha explorado los límites del cuerpo humano, la mente y la resistencia física, desafiando las nociones convencionales de la interacción entre el artista y el público.

En 1974, cuando tenía apenas 28 años, Marina Abramović presentó su obra más impactante, ‘Ritmo 0’. Este proyecto se llevó a cabo en la galería Studio Morra de Nápoles, Italia, y consistió en una actuación de seis horas en la que la artista se ofreció como un objeto pasivo. Durante este tiempo, Abramović renunció a su voluntad sobre su propio cuerpo, asumiendo la responsabilidad de lo que pudiera suceder, incluso la posibilidad de su muerte.

Para esta performance, la artista preparó una mesa que contenía 72 objetos, que iban desde una rosa hasta una pistola cargada. En el centro de la sala, Abramović permaneció inmóvil, permitiendo que los espectadores interactuaran con ella utilizando los objetos dispuestos. El propósito de esta actuación era explorar los límites del control, la vulnerabilidad y la violencia en la relación entre el artista y el público.

Al inicio de la performance, las interacciones fueron relativamente benignas. Algunos asistentes utilizaron objetos inofensivos, como plumas, para tocar a la artista. Sin embargo, a medida que avanzaba el tiempo, la situación comenzó a deteriorarse. A partir de la tercera hora, el público empezó a despojar a Abramović de su ropa, y algunos comenzaron a utilizar cuchillos para hacerle cortes en la piel, que luego eran cubiertos con parches improvisados para detener el sangrado. La violencia se intensificó, y la artista fue sometida a diversas formas de tortura, incluyendo ser empapada con agua fría.

Abramović relató en una entrevista con The Guardian que uno de los momentos más aterradores fue cuando un hombre presionó una pistola contra su sien, lo que le hizo sentir la intención detrás de ese acto. También mencionó que escuchó a mujeres indicándole a los hombres qué hacer con ella. La situación se volvió tan extrema que la artista sufrió agresiones sexuales por parte de algunos miembros de la audiencia. En sus propias palabras, recordó: “Fue un poco loco. Me di cuenta entonces de que el público puede matarte. Si les das total libertad, se volverán lo suficientemente frenéticos como para matarte”.

A pesar de que esta performance tuvo lugar hace más de 50 años, Marina Abramović aún conserva vívidos recuerdos de esta experiencia perturbadora. En sus declaraciones, comentó: “Después de la performance, tengo una franja de cabello blanco en la cabeza. No puedo deshacerme de la sensación de miedo durante mucho tiempo. Por esta performance, sé dónde trazar la línea para no ponerme en tanto riesgo”. La obra ‘Ritmo 0’ no solo marcó un hito en la carrera de Abramović, sino que también planteó profundas preguntas sobre la naturaleza del arte, la vulnerabilidad humana y los límites de la interacción entre el artista y su audiencia.