
Un episodio insólito se vivió en el banco de suplentes del Real Valladolid. La tensión que atraviesan los protagonistas, producto de la escasa cosecha de 16 puntos en sus 30 compromisos de Liga, que los ubica en el último puesto de la tabla de posiciones con destino al descenso, se reflejó cuando dos jugadores trenzaron una pelea tras la última derrota frente al Getafe. Luis Pérez y Juan Miguel Latasa acapararon la atención del mundo deportivo al improvisar una insólita pelea que incluyó insultos, reproches y trompadas. Cuando el venezolano Darwin Machís realizó cambios, las caras largas observaban otro resultado adverso; los intérpretes no ocultaron su fastidio mutuo. Este hecho violento pudo haber tenido mayores consecuencias si el suizo Eray Cömert no hubiera intervenido para separar a sus compañeros. El marcador reflejaba una goleada parcial por 3-0 a favor de los madrileños, y la desesperación no solo se veía en el terreno de juego, sino que también se trasladó al banco, donde el ataque quedó grabado por las cámaras de la transmisión oficial.
La situación se tornó aún más complicada para el Real Valladolid, que se encuentra en una posición crítica en la Liga. La afición ha comenzado a mostrar su descontento, y la actitud de los jugadores ha sido considerada como muy soberbia hacia el propio público. A pesar de que el equipo había reivindicado sus últimas presentaciones, no había encontrado demasiado apoyo entre los seguidores, quienes fueron testigos de la pelea entre los dos jugadores que acapararon todas las miradas. Latasa, quien también fue sustituido tras el inicio del complemento, hizo que el escudo lateral derecho golpeara con mayor intensidad, mientras que él mantuvo una actitud imperturbable ante su compañero.
La incógnita sobre cómo habrá continuado la relación dentro del vestuario permanece planteada. En lo estrictamente deportivo, el Real Valladolid fue humillado. El elenco ya deberá empezar a pensar en la Segunda División, ya que mostró una defensa totalmente desarmada, sin ideas ofensivas. El arquero debutante estuvo a la altura, pero el rival tuvo la oportunidad de sellar un catastrófico 4-0. Con muchos problemas en las filas, comenzando por el debut de André Ferreira, el equipo intentó sorprender, pero no pasó ni un minuto cuando los madrileños celebraron su primer gol, resultado de un fallo imperdonable en la salida para interceptar un remate de Arambarri. El público se encontraba en estado de shock, incrédulo ante la falta de concentración del equipo que juega su vida en este tramo final de la Liga.
La sensación era de incredulidad y profunda tristeza entre los locales, que, sin embargo, intentaron reaccionar pronto para crear peligro y buscar la remontada. Hubo tiempo para la esperanza, ya que estaban dispuestos a perdonar. La defensa central estaba sólida, pero Terrats se convirtió en un obstáculo para extender la diferencia: 2-0 menos de 18 minutos después. Los 600 aficionados azulones escuchaban todo, porque, aunque algunos simpatizantes volvieron a responder, otros quedaron mudos ante los goles que sellaron el definitivo resultado.
Las formaciones del partido fueron: Ferreira; Candela, (Aidoo, m.59), Cenk, Aznou (Henrique Silva, m.46); Iván Sánchez (Anuar, m.72), Nikitscher, Mario Martín, Raúl Moro (Chuki, m.46); Sylla, (Machis, m.59). Por parte del Getafe, David Soria; Iglesias, Domingos, Alderete (Berrocal, m.77), Rico; Terrats, (Coba, Milla (Yellu, m.85), Uche (Mayoral, m.61), Bernat (Carles Pérez, m.61); Juanmi. El árbitro del encuentro fue Alejandro Quintero González del Comité Andaluz.