“Hay una falta de presencia policial en la calle” aseguró en diciembre del año pasado el director de la PDI, Héctor Espinosa.
Un mes antes, Mauro Tamayo, alcalde de Cerro Navia acusaba que “no existe el Plan Cuadrante, es mentira”. Sus argumentos fueron los mismos que podrían esgrimir alcaldes de la mayoría de las comunas de Chile:
“Uno no ve carabineros en las calles, cuando llaman por teléfono los vecinos están 10, 15 minutos y no les contesta nadie. Está esa sensación de abandono… hay un silencio lamentable por parte del Estado que ha generado una complicidad con el narcotráfico, en la medida que las sanciones no son reales ni los esfuerzos de inteligencia son coordinados, y los vecinos ven que denuncian y no pasa nada”.
Lo constatado por el alcalde de Cerro Navia y el director de la PDI hace no mas de 4 y 3 meses, respectivamente, contrasta con las vergonzosas afirmaciones del intendente metropolitano, Felipe Guevara, para justificar que mil carabineros se hayan destinado a proteger el espacio donde ya no está el monumento a Baquedano.
“Carabineros tiene distintas unidades y los carabineros que están en este minuto en la Plaza Baquedano son de Control de Orden Público, con una formación especial”, dijo Guevara, haciendo gala de una caradurez impresionante.
¿Se supone que creamos que, cuando no hay manifestaciones o “disturbios”, esos mil carabineros descansan en el cuartel, listos para cuando sea necesaria su “formación especial”? ¿Que mientras no les toque entrar en acción pasan el tiempo entrenando y leyendo, mejorando sus tácticas y su criterio, quizás? ¡Por favor!
Resulta tan patético como indignante que nuestras autoridades persistan en provocaciones como esa, a la altura de la del ministro Bellolio asegurando que no existían antecedentes de que se produjeran contagios de Covid en las misas (lo que fue rápidamente desmentido, con estudios en mano, por parte de especialistas). Más aún cuando lo que se están tomando a la ligera es la seguridad de todos los habitantes de Chile, o de Santiago como mínimo.
En la capital existen poco más de 14.200 funcionarios de Carabineros para una población de 7,6 millones de personas. La matemática simple nos indica que serían algo así como un carabinero cada 530 habitantes.
Sin embargo, la distribución es desigual: mientras Vitacura, Las Condes y Lo Barnechea cuentan con un policía cada 500 personas (son las comunas con más carabineros por habitante), en Cerro Navia hay uno cada 1.100 o un poco más (es la que menos tiene). Grotesco.
Solo faltaría saber si los mil que fueron a Plaza Italia el viernes pasado -y seguramente volverán el viernes que viene- se movilizaron desde el sector oriente de Santiago, o desde las zonas menos favorecidas por la presencia policial.
Con todos los antecedentes a la vista, no es muy difícil imaginar la respuesta…
Mario Cuche
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