¿Qué revela la restauración de la histórica actuación de Mercedes Sosa en 1974?

La voz de Mercedes Sosa revive en una grabación histórica de hace 50 años.
La voz de Mercedes Sosa revive en una grabación histórica de hace 50 años.

La reciente publicación de un disco inédito de Mercedes Sosa ha capturado la atención de los amantes de la música y la cultura latinoamericana. Este álbum, titulado Sosa, Nueva York, 1974, es un testimonio de una actuación histórica en el Teatro Town Hall de Nueva York, que se había mantenido en el olvido durante más de cinco décadas. La recuperación de esta grabación se ha logrado gracias a un meticuloso proceso de restauración y digitalización, facilitado por la colaboración de la Fundación Nietos y Araceli Agustín Matus.

Este disco no solo representa la vitalidad de la cantante en los años 70, sino que también es un acto significativo, ya que el sonido de aquel concierto había estado en riesgo de deterioro y olvido. La tecnología actual ha permitido que esta grabación regrese con una calidad que promete conmover a nuevas generaciones. El álbum ha sido lanzado en formato digital, así como en un CD doble y vinilo.

En esta actuación, Sosa se presenta acompañada por el guitarrista mendocino Santiago Bértiz, cuya interpretación nítida y potente complementa la voz de la artista. La grabación permite reconstruir el espíritu de la época, ya que esa noche de 1974, Sosa, con 38 años, ofreció un análisis profundo del contexto social y político de su tiempo. Mientras su voz elevaba el corazón de Manhattan, el mundo se encontraba en medio de tensiones políticas e ideológicas. En Chile, se vivían los primeros meses de la dictadura tras el golpe de Estado de Augusto Pinochet, y Argentina estaba sumida en la violencia política. En Estados Unidos, el gobierno de Richard Nixon enfrentaba el escándalo de Watergate, mientras la guerra de Vietnam llegaba a su fin. En este contexto, la presencia de Sosa en Nueva York no fue casual ni exenta de riesgos, ya que estaba rodeada de amenazas y actos de sabotaje.

Las canciones interpretadas por Sosa, como “Te recuerdo Amanda”, “Cuando tenga tierra” y “Si calla el cantor”, se presentan en versiones despojadas, acompañadas únicamente por la guitarra, resonando como himnos de esperanza. Este álbum incluye un total de 24 canciones, enriquecidas con introducciones que reflejan el tono cálido de una mujer que sabía contar historias. El repertorio elegido establece un puente entre las raíces del folclore y la música popular argentina, resonando con la universalidad del mejor cancionero latinoamericano.

Entre las piezas icónicas se encuentran “Gracias a la vida”, “Los hermanos”, “La última curda” y la tierna “Duerme negrito”, que evocan recuerdos de la infancia, como el canto de una madre en la siesta olavarriense de los años 70. La vibrante convocatoria de “Canción de todos” potencia el efecto emocional de este testimonio. Un momento especialmente íntimo se aprecia en la presentación de “Balderrama”, donde Sosa comparte anécdotas que revelan su conexión visceral con los paisajes del norte argentino.

En sus relatos, Sosa describe la legendaria cantina salteña donde “los poetas y compositores van a tomar vino y comer empanadas”, dejando entrever con humor y melancolía cómo la fama podría transformar un espacio en un lugar irreconocible y domesticado. A lo largo del recital, Sosa no solo canta, sino que también habla de la cercanía con quienes comparten una verdad profunda. Sus anécdotas no son meras historias; son confesiones sobre su tierra, creando un mapa íntimo que resuena en lo colectivo.

Desde la lejana Nueva York en invierno, la calidez de su voz llega desde miles de kilómetros de distancia, mostrando la excepcionalidad de una artista en su esplendor. Este registro del recital en el Town Hall es un testimonio de la claridad y clarividencia de Sosa, que sigue resonando en la memoria colectiva.