La jornada electoral del 14 de diciembre en Chile tuvo como uno de sus protagonistas al Leonardo Farkas, empresario y filántropo, quien viajó desde Estados Unidos con el propósito de participar en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. Su llegada y posterior votación se llevaron a cabo en la comuna de Vitacura, donde su presencia generó gran expectación entre los asistentes y los medios de comunicación.
Tras emitir su sufragio, Farkas se detuvo a dialogar con la prensa, donde ofreció declaraciones que rápidamente suscitaron reacciones. Aunque no mencionó explícitamente a ningún candidato, dejó entrever su preferencia al afirmar: “Todos saben que no soy comunista”, lo que fue interpretado como un apoyo implícito a José Antonio Kast en su contienda contra Jeannette Jara.
Además, el empresario hizo un llamado a la calma en el clima político posterior a la elección, instando a evitar reacciones violentas independientemente del resultado. “Si gana Kast, los del otro lado no tienen que ir a incendiar ni hacer huelgas”, enfatizó, subrayando la importancia de mantener el orden y la convivencia democrática.
Un momento que captó la atención de los presentes ocurrió cuando, al salir del local de votación, Farkas se encontró con un grupo de scouts que vendían botellas de agua. Decidió comprar todo el stock disponible, lo que superó el millón de pesos, un gesto que fue grabado por cámaras de televisión y aplaudido por los transeúntes. Esta acción fue vista como una manifestación de su conocida faceta filantrópica, interactuando con los jóvenes y recibiendo agradecimientos.
En los días previos a la elección, Farkas también había estado activo en el ámbito social, realizando donaciones tras los incendios que afectaron diversas zonas del país y financiando un torneo de pickleball en Chile. Su participación en el proceso electoral, junto con sus declaraciones y acciones, ha reavivado su figura en el debate nacional, combinando posturas políticas con gestos solidarios que caracterizan sus apariciones públicas.