Esta bebida natural contribuye al equilibrio en la microbiota y repercute directamente en diferentes aspectos de nuestro bienestar.
Mediante una interesante investigación, la médico y psiquiatra especialista en nutrición de la Universidad de Harvard, Uma Naidoo, aseguró que algunos alimentos con probióticos no sólo podrían mejorar nuestra salud, sino también volver más lento (dentro de lo posible) el proceso del envejecimiento cerebral.
Dentro de ellos destacaron aquellos como el yogur, kéfir, chucrut y tempeh, entre otros, que son excelentes para el organismo. ¿La razón? Contienen probióticos que son consideradas bacterias “buenas” que nos ayudan a mantener estable nuestra digestión y cumplen una función nutricional, protectora e inmunológica fundamental para nuestro bienestar.
Una de las alternativas ricas en probióticos -y que ha ido ganando cada vez más adeptos- es la kombucha, una bebida hecha a base de una infusión de té o hierbas y azúcar de caña, que es fermentada por un cultivo de bacterias y levaduras (conocido por su acrónimo en inglés como SCOBY).
“En el proceso de fermentación se producen varios compuestos químicos: microorganismos, levaduras, que tienen un efecto benéfico para muchas personas en términos digestivos. Tiene ácido acético, que es un componente con buen efecto antimicrobiano, además de fitoquímicos y antioxidantes que se multiplican en el proceso de fermentación”, comenta Ana Vidaurre, nutricionista y terapeuta con 15 años de experiencia en medicina funcional.
Así, quienes se inclinan por la kombucha, en lugar de las gaseosas tradicionales, no sólo la prefieren por su sabor, sino también por sus ventajas para el organismo. “Al comienzo nos veían como una bebida meramente funcional, dirigida a unos pocos, y hoy somos reconocidos como una alternativa 100% viva, justa y natural, que es entretenida y que pueden consumir todos en casa, sin importar el estilo de vida”, afirma María Prieto, fundadora de Kombuchacha, destacando que hoy están presentes en más de 1.000 puntos de venta en el país con sus cinco sabores: Arándano, Té Negro, Té Verde, Cedrón y Jengibre.
Prieto, finalmente, revela que son los únicos en Chile dentro de la categoría certificados orgánicos por el SAG, a través de empresas certificadoras nacionales, y por el USDA, entidad norteamericana que cumple los más altos estándares internacionales. En la misma línea, Kombuchacha es producida en La Araucanía, con agua pura del sur, bajo un modelo de triple impacto que genera repercusiones positivas en términos ambientales, económicos y sociales.