
José Luis Navarrete, conocido popularmente como Botota Fox, fue el primer invitado de la nueva temporada de Podemos Hablar en Chilevisión, donde compartió aspectos de su complicada historia familiar y su relación con su madre. Durante la conversación con Diana Bolocco, el transformista reveló detalles impactantes sobre su infancia y realizó confesiones profundas sobre su vida.
La historia de Botota Fox
Botota Fox, al inicio de su relato, habló sobre el momento de su nacimiento, cuando su madre, debido a la pobreza que enfrentaban, tomó la difícil decisión de regalarlo. Sin embargo, gracias a la intervención de sus familiares, su madre se arrepintió de esta decisión, a pesar de que ya había una madre adoptiva dispuesta a recibirlo, contactada por unas monjas.
Conflictos familiares y revelaciones
El transformista expresó: “Yo creo que debió haber sufrido mucho ella cuando me tenía en la guatita”, refiriéndose al dolor que pudo haber sentido su madre durante el embarazo. Además, Botota mencionó que tiene una hermana menor que fue entregada a una persona desconocida, de la cual no tiene información sobre su nombre, edad o ubicación. “Anda una hermana por ahí, que no tuvo la misma oportunidad de quedarse acá”, comentó, añadiendo que imagina que su hermana se parece a su madre.
Botota también reflexionó sobre su hermana, diciendo: “Yo creo que ella también es un ser de luz que anda por ahí y que mi madre la está cuidando donde quiera que esté”.
La búsqueda de su hermana
En cuanto a la posibilidad de encontrar a su hermana, Botota confesó que no ha intentado buscarla, ya que no sabe qué decirle sobre su historia compartida. “Uno no sabe que contarle tampoco… Uno no sabe como empezar, ¿Cómo le decimos mi mamá te regaló y a mí no?”, expresó, reflejando la complejidad de la situación.
Infancia marcada por la pobreza y la violencia
Al profundizar en su infancia, Botota Fox habló sobre las dificultades que enfrentó con su madre, quien nunca conoció a su padre, y la complicada relación que tuvo con su padrastro. Este último fue violento, golpeándolo cuando era niño, una experiencia que no compartieron sus hermanos. “Si no hacíamos la cosa que nos decía me golpeaba a mí y no a mis hermanos”, confesó.
El transformista también mencionó que no fue feliz en su infancia, sintiendo que era un estorbo para su madre: “Finalmente sentía yo que éramos como un estorbo”. A pesar de las adversidades, Botota encontró refugio en la iglesia, donde se sentía acogido. “Me refugié mucho en la iglesia en ese tiempo… veía a muchas familias felices… Que me abrazaran en la paz del señor para mí era algo bacán”, concluyó.