Evitar el uso de sofás y sillas podría ser una estrategia efectiva para prevenir el empeoramiento del dolor de espalda, según una investigación reciente realizada por un grupo de científicos en Finlandia. Este estudio reveló que las personas que lograron reducir su tiempo de sentado, incluso en pequeñas cantidades, experimentaron una progresión menos severa de su dolor de espalda en un periodo de seis meses.
El autor principal del estudio, Jooa Norha, de la Universidad de Turku, indicó que “si tiene tendencia a estar sentado en exceso y le preocupa la salud de su espalda, puede intentar encontrar formas de reducir el tiempo que pasa sentado, tanto en el trabajo como en su tiempo libre”. Norha también destacó que no se han realizado muchos estudios sobre los efectos del tiempo sentado en la salud de la espalda, lo que hace que esta investigación sea particularmente relevante.
En el estudio participaron 64 individuos que presentaban sobrepeso u obesidad y que tenían factores de riesgo cardíaco. Se les pidió que redujeran su tiempo sentado en 40 minutos al día. Todos los participantes ya estaban lidiando con algún nivel de dolor de espalda al ingresar al estudio. Después de varios meses, los investigadores notaron que “la intensidad del dolor aumentó significativamente más en el grupo de control que en el grupo de intervención [que redujo el tiempo sentado]”, según el equipo de investigación.
El hallazgo no sorprendió a los investigadores, quienes publicaron sus resultados en una edición reciente de la revista BMJ Open. Norha comentó que “nuestros participantes eran adultos de mediana edad bastante normales, muchos de los cuales hacían ejercicio, pero habían aumentado algo de peso extra”. Este aumento de peso no solo incrementa el riesgo de enfermedad cardiovascular, sino que también puede contribuir a problemas de espalda.
El estudio utilizó imágenes por resonancia magnética (IRM) para examinar los músculos de los participantes, pero los investigadores no observaron cambios que pudieran relacionarse con el metabolismo de la grasa o la glucosa en la espalda. Norha enfatizó la importancia de la actividad física, afirmando que “es importante anotar que la actividad física, como caminar o hacer ejercicio enérgico, es mejor que simplemente permanecer de pie”.
Esta investigación subraya la relevancia de mantener un estilo de vida activo para la salud de la espalda y sugiere que pequeñas modificaciones en los hábitos diarios pueden tener un impacto positivo en el bienestar general.