Descubren proteína IL-11 como clave en la pérdida de masa muscular y el envejecimiento

Descubre cómo la proteína miosina afecta la masa muscular y el envejecimiento.
Descubre cómo la proteína miosina afecta la masa muscular y el envejecimiento.

La proteína IL-11 y su impacto en la pérdida de masa muscular y el envejecimiento: un avance en la investigación sobre la longevidad.

La búsqueda de una vida más prolongada y saludable ha sido un tema de interés en la ciencia médica durante décadas. A pesar de los avances en la medicina que han permitido a las personas vivir más años, la calidad de vida en la vejez sigue siendo un desafío importante. Recientemente, un grupo de investigadores ha encontrado una posible clave para abordar esta problemática: la proteína IL-11. Este descubrimiento, que ha sido publicado en la revista Nature, podría cambiar nuestra comprensión sobre el envejecimiento y, potencialmente, sobre la longevidad humana.

La IL-11 es una citoquina proinflamatoria que ha demostrado ser un factor importante en la promoción del envejecimiento en ratones. En experimentos donde se bloqueó esta proteína en animales de mediana edad, se observaron resultados prometedores, incluyendo un aumento del 25% en la esperanza de vida. Según los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, la IL-11 pertenece a un grupo de proteínas que son elaboradas por los leucocitos (glóbulos blancos) y otras células del cuerpo. Esta proteína, que se produce en la médula ósea, es también conocida como interleucina-11.

El descubrimiento del papel de la IL-11 se realizó de manera accidental. Un equipo de la Universidad Duke-NUS Medical School en Singapur, liderado por la bióloga molecular Anissa Widjaja, estaba investigando un método para detectar ciertas condiciones cuando notaron algo inesperado. Al incluir muestras de ratas viejas en sus pruebas, observaron que los niveles de IL-11 eran considerablemente más altos en comparación con los de ratas jóvenes. Este hallazgo despertó el interés del equipo, que hasta ese momento no se había enfocado en el estudio del envejecimiento. “Este proyecto comenzó en 2017, cuando un colaborador nuestro nos envió algunas muestras de tejido de otro proyecto. Por curiosidad, realicé algunos experimentos para comprobarlo. A partir de las lecturas, pudimos ver claramente que los niveles aumentaban, y fue entonces que nos emocionamos de verdad”, comentó Widjaja.

A raíz de esta observación, el equipo decidió cambiar el rumbo de su investigación y comenzó a analizar cómo la IL-11 influía en la longevidad. Los resultados fueron contundentes: los ratones ancianos mostraban mayores signos de acumulación de grasa en el hígado y en el abdomen, así como pérdida de masa muscular y fragilidad. “Hemos descubierto que estos crecientes niveles de IL-11 contribuyen a producir efectos negativos en el organismo, como inflamación y prevención de la curación y regeneración de órganos tras lesiones. El trabajo realizado en ratones nos lleva a esperar que estos hallazgos sean muy relevantes para la salud humana, dado que hemos observado resultados similares en estudios de tejidos humanos”, agregó la especialista.

Para investigar más a fondo, los científicos eliminaron el gen que codifica la IL-11, lo que resultó en mejoras significativas en la salud general de los ratones. Sin embargo, los expertos afirman que es necesario realizar estudios más integrados para determinar las intervenciones que podrían beneficiar tanto la salud como la longevidad. Los laboratorios son especialmente adecuados para este tipo de experimentos, ya que las patologías que afectan el bienestar y la función humana están bien establecidas.

Aún no se ha probado en humanos, pero se están llevando a cabo ensayos clínicos para evaluar el impacto del tratamiento en enfermedades como el cáncer, la fibrosis y otras condiciones relacionadas con la inflamación crónica. Con el paso del tiempo, el cuerpo acumula moléculas dañadas y el sistema inmunológico percibe señales de infección. Esta falsa interpretación desencadena respuestas inflamatorias que, en lugar de proteger, dañan al organismo, contribuyendo al desarrollo de cáncer, afecciones cardiometabólicas y trastornos autoinmunes.

El descubrimiento de la IL-11 ha llevado a considerar la inhibición de esta proteína como una estrategia para reducir la inflamación crónica. ¿Qué sucede si se bloquea la IL-11? De hecho, al bloquear la IL-11 durante 75 semanas (equivalentes a 55 años humanos), los investigadores no solo lograron mejorar la salud de los animales, sino que también aumentaron su esperanza de vida en un 22.4% tanto en machos como en hembras. “Los ratones tratados tenían menos cánceres y presentaban menos fragilidad, pero también observamos una reducción en el desgaste y una mejora en la fuerza muscular. En otras palabras, los viejos que recibieron el tratamiento anti-IL-11 estaban más sanos”, precisó el profesor Stuart Cook, coautor correspondiente del estudio y miembro del MRC LMS en el Imperial College de Londres y Singapur.

“Estos hallazgos son emocionantes. Los medicamentos y tratamientos propuestos anteriormente para prolongar la vida han tenido perfiles secundarios deficientes, o no funcionan en ambos sexos, pero parece que este no es el caso de la IL-11”, comentó el experto. Y concluyó: “Aunque estos estudios se han realizado únicamente en ratones, plantean la tentadora posibilidad de que puedan tener un efecto similar en los humanos. Los tratamientos anti-IL-11 que se están desarrollando actualmente podrían ofrecer oportunidades interesantes para estudiar en el futuro”.

El estudio demostró que inhibir la IL-11 podría alargar la vida, pero enfrenta el reto de llevar a cabo ensayos a largo plazo en humanos. La diferencia en los tiempos de estudio es considerable, ya que los ensayos en ratones son relativamente cortos, mientras que los ensayos en humanos pueden presentar una serie de complicaciones adicionales. Los investigadores sugieren que se requiere tiempo prolongado para obtener resultados concluyentes y que deben tener en cuenta una gran cantidad de factores que influyen en las personas, como la genética, el estilo de vida y el entorno.

Por esta razón, sugieren que, en general, sería efectivo centrarse en el envejecimiento específico, lo que permitiría un enfoque más rápido y específico, ofreciendo una base sólida para desarrollar tratamientos que mejoren la calidad de vida en la vejez.

En el campo de la investigación sobre terapias anti-IL-11, se ha avanzado significativamente en los últimos años, aunque aún queda mucho por descubrir. Fármacos como la rapamicina, que inicialmente mostraron ser prometedores para la extensión de la vida, han enfrentado dificultades en su aplicación debido a efectos indeseados. Sin embargo, los investigadores no se desaniman y continúan explorando nuevas vías para retrasar el proceso de envejecimiento, lo que representa un avance en la comprensión de los mecanismos que impulsan el envejecimiento. Esto confirma que podríamos estar ante una nueva era en la investigación sobre la longevidad humana.

El tratamiento basado en el uso de anticuerpos que bloquean la IL-11 podría tener beneficios significativos. Entre los efectos observados, destaca un cambio en el metabolismo, donde los ratones pasaron de acumular grasa blanca (asociada con la obesidad y problemas metabólicos) a generar grasa marrón, conocida por su capacidad para quemar calorías y regular la temperatura corporal. Además de los beneficios metabólicos, se ha observado que el tratamiento podría preservar las mitocondrias, que son las centrales energéticas de las células, y proteger los telómeros, que son estructuras que protegen los extremos de los cromosomas de la degradación, lo que está relacionado con el envejecimiento celular.

Las investigaciones actuales pueden aplicarse de manera efectiva en etapas tempranas para tratar la fibrosis, que está directamente relacionada con el envejecimiento. Se espera que estas investigaciones proporcionen pistas valiosas hacia un futuro más saludable. Anissa Widjaja y Stuart Cook continúan trabajando en la evaluación de estos tratamientos, llenos de desafíos, en su búsqueda de una humanidad más saludable.