El huracán Rafael ha alcanzado la categoría 1, con vientos sostenidos de 120 kilómetros por hora, según el Centro Nacional de Huracanes (NHC, por sus siglas en inglés). La tormenta, que comenzó como una depresión tropical en el Caribe occidental, ha ganado fuerza mientras avanza hacia el noroeste. Se espera que continúe intensificándose a medida que se desplaza hacia Cuba y luego ingrese al Golfo de México. Este fenómeno representa una amenaza para los habitantes de Jamaica, las Islas Caimán y Cuba, donde se han emitido alertas en varias provincias occidentales, incluyendo Pinar del Río, Artemisa, La Habana, Mayabeque, Matanzas e Isla Juventud, de acuerdo con Telemundo.
Según Fox Weather, el huracán ya ha tenido un impacto significativo, especialmente en forma de lluvias intensas. En la localidad de Mandeville, Luisiana, las autoridades han informado sobre inundaciones severas y fuertes ráfagas de viento causadas por la tormenta. El NHC ha pronosticado que las precipitaciones en Jamaica podrían alcanzar acumulaciones de hasta 15 centímetros en áreas bajas y 25 en zonas montañosas, lo cual eleva el riesgo de deslizamientos de tierra e inundaciones. Se prevé que las condiciones comiencen a sentirse a partir de la tarde del martes.
El NHC también ha advertido que la marejada ciclónica podría elevar el nivel del agua hasta un metro en ciertos sectores de las islas, lo cual, combinado con las lluvias, representa un alto riesgo para las zonas costeras. Las alertas del gobierno, incluyendo las de Río, anticipan que la tormenta se intensificará a partir del miércoles. En la región occidental, se podrían acumular hasta 23 centímetros de lluvia en algunos puntos, lo que plantea un elevado riesgo en áreas montañosas.
Las autoridades cubanas han solicitado a la población que se mantenga informada y se prepare para posibles evacuaciones en caso de que la situación se agrave. Se ha advertido que el oleaje podría alcanzar hasta tres metros de altura en las costas, generando peligrosas condiciones en la costa. Estas previsiones también han llevado a que las autoridades cubanas activen protocolos de emergencia para preparar asistencia en caso de que se produzcan daños importantes en las áreas más expuestas.
El avance del huracán hacia el noroeste plantea una alta probabilidad de que ingrese a Estados Unidos tras su paso, aunque aún no se ha precisado el lugar exacto donde tocará la costa estadounidense. El organismo ha recomendado a los estados de Texas, Misisipi, Alabama y Florida que sigan de cerca la evolución del fenómeno meteorológico, ya que se prevé una mayor intensificación en el Golfo.
Existen factores meteorológicos que podrían alterar el curso del huracán, pero se considera probable que mantenga su intensidad o incluso se fortalezca. Esto ha llevado a que los estados se mantengan en estado de alerta, especialmente en lo que respecta a las condiciones marítimas en la región occidental. Las marejadas generadas se extenderán a gran parte de la zona durante los próximos días, afectando las olas y las corrientes marinas, lo que representa riesgos elevados para los residentes y embarcaciones, por lo que se recomienda evitar actividades en el mar hasta que el sistema abandone la región.
Se ha destacado que el área de 2.7 en algunas zonas del litoral de Cuba también se verá afectada. Además, se ha advertido que las marejadas ciclónicas representan un peligro para las costas, según Weather. El pronóstico se mantiene bajo monitoreo continuo y sigue siendo evaluado por otros organismos meteorológicos. La incertidumbre en torno a la posible trayectoria del huracán ha generado inquietud entre los especialistas, quienes han indicado que podría intensificarse en cualquier momento, aunque no se puede determinar con exactitud su impacto en el Golfo. Se continúan emitiendo recomendaciones para que la población esté pendiente de los boletines e indicaciones locales. A medida que el huracán se aproxima al norte, se actualizará el pronóstico para informar sobre cualquier cambio en la situación.