¿Qué sorpresas traerá la esperada secuela de Gladiator, dirigida por Ridley Scott?

Ridley Scott revela su motivación para hacer Gladiator II tras el éxito del primero.
Ridley Scott revela su motivación para hacer Gladiator II tras el éxito del primero.

En el año 2000, Gladiator se estableció como un fenómeno cultural y cinematográfico. Dirigida por Ridley Scott, esta epopeya no solo logró recaudar más de 460 millones de dólares a nivel mundial, sino que también se llevó a casa cinco Oscars, incluyendo el de Mejor Película. Sin embargo, mientras el mundo aclamaba esta obra, el director británico se enfrentaba a un dilema inesperado: ¿cómo continuar una historia en la que tanto el héroe, Maximus, como el villano, Commodus, habían muerto en el clímax? Scott sabía que había tomado una decisión dramáticamente poderosa al concluir la trama de esa manera. En sus reflexiones años después sobre el desenlace de su filme, comentó: “Uno siempre pregunta: ‘¿Realmente deberíamos matarlos o no?’” Sin embargo, fue categórico en su justificación: “Parecía lo memorable, porque realmente trata de la inmortalidad”. Con esta resolución, la idea de una secuela parecía condenada al olvido.

A pesar de las dificultades inherentes al proyecto, los rumores sobre una posible continuación surgieron casi inmediatamente tras el estreno. Con cada aniversario de la mención pública del filme, las voces que pedían el regreso de gladiadores y emperadores se intensificaron. Scott recordó en una entrevista con The Hollywood Reporter: “Seguía escuchando a personas decir que era su película favorita”. Una declaración en particular dejó huella: “Un hombre me dijo: ‘La he visto 50 veces’. Eso me hizo pensar”. Durante años, las barreras técnicas y narrativas mantuvieron la idea en una especie de limbo creativo. Uno de los primeros desafíos fue el avance de la tecnología: en el rodaje original, se soñó con incluir un rinoceronte en una escena, pero las limitaciones de los efectos visuales y el control de los animales en el set hicieron que esta idea fuera descartada. Según Doug Wick, productor de la película, esto se convirtió en una broma recurrente en el equipo: “Si alguna vez hacemos una secuela, tendrá un rinoceronte”.

Durante un cuarto de siglo, la posibilidad de una secuela osciló entre proyectos descartados y guiones inconclusos, mientras la filmografía de otros géneros y épocas continuaba expandiéndose. Sin embargo, nunca se escuchó el eco de las arenas del Coliseo. Finalmente, tras muchas especulaciones, se encontró la clave para resucitar la atmósfera épica sin comprometer la narrativa original: enfocar la historia en un nuevo protagonista que mantuviera vínculos emocionales y temáticos con el primero. Así nació Lucius, hijo de Lucilla y sobrino del tiránico emperador Commodus, cuyo destino se convierte en el centro de la secuela. Ambientada dos décadas después de los eventos de la primera entrega, la historia sigue a Lucius, quien, interpretado originalmente por el joven actor Spencer Treat Clark, regresa en la piel de Paul Mescal. El guion, escrito por David Scarpa, encuentra a Lucius atrapado en un choque de poderes que le roba su libertad: durante una batalla, es capturado y esclavizado por Marcus Acacius, un despiadado general romano encarnado por Pedro Pascal. Este evento no solo redefine su lugar en el mundo, sino que también abre la puerta a un camino de venganza y redención.

La narrativa despliega una búsqueda guiada por Macrinus, un antiguo esclavo gladiador interpretado por Denzel Washington, quien abraza su papel como guerrero y enfrenta las cicatrices heredadas de su pasado. Aunque la historia es independiente, mantiene la esencia del universo de Gladiator, explorando el poder transformador de la voluntad frente a la opresión y la brutalidad. Scott explicó el enfoque adoptado: “Tenías que lidiar con la relación emocional original y sus sentimientos hacia ella”. El objetivo, según él, era replicar los éxitos y construir un puente narrativo sin caer en una repetición vacía. Esta estructura promete expandir el alcance del relato, abordando nuevas dimensiones de poder, esclavitud y resistencia, y aferrándose a los valores épicos que definieron a su predecesora.

El casting fue un desafío crítico, ya que encontrar las figuras ideales para encarnar a los personajes fue fundamental. Se consideraron figuras como Timothée Chalamet y Miles Teller, conocido por su trabajo en Normal People, quien emergió como la elección perfecta. Su desempeño en Un tranvía llamado deseo le valió un Premio Olivier, consolidando su selección. Wick comentó: “Nadie se acercó a lo que él podía ofrecer”. Antes de confirmar a Mescal, los coproductores Lucy Fisher y Wick evaluaron su capacidad física y realizaron un encuentro personal. Paramount viajó a Londres para verlo en el teatro, asegurándose de su talento. Mescal, inicialmente reticente, aceptó el papel considerándolo “un sueño dentro del cine de estudio”. El reparto también incluye a la veterana Connie Nielsen como Lucilla, mentor de Macrinus, y a Joseph Quinn como Geta. Fred Hechinger sustituyó a Barry Keoghan como Caracalla debido a un cambio en su agenda. Esta mezcla de experiencia y frescura ha reunido un elenco que promete llenar la intensidad esperada de este espectáculo visual.

Para recrear la grandeza del Imperio Romano, se apostó por escenarios imponentes y detalles innovadores. En Malta, se construyó una réplica parcial del Coliseo que abarcaba medio kilómetro, y se reciclaron sets de producciones previas como Kingdom of Heaven. La fotografía, a cargo de John Mathieson, es tan impresionante como intimidante. Se incluyó un animatrónico diseñado por Industrial Light and Magic capaz de alcanzar velocidades de hasta 65 kilómetros por hora en una secuencia que recrea una batalla naval inundada, basada en espectáculos históricos. Aunque algunos elementos generaron controversia entre historiadores, se defendió el balance entre precisión y visualidad. El director, con eficiencia, logró completar la filmación en días utilizando múltiples cámaras para capturar escenas complejas. A pesar de las condiciones extremas de calor sofocante en Marruecos y algunos accidentes de producción, el equipo entregó un proyecto que refleja un compromiso con la calidad cinematográfica.

Los retos y contratiempos no estuvieron exentos de dificultades, algunas propias y otras derivadas de situaciones imprevistas. Uno de los mayores retos fue el extremo calor en Malta. Mescal, quien pasó meses en un riguroso régimen físico para su papel, describió la experiencia como agotadora: “Probablemente hubo episodios cercanos a un golpe de calor; no podía ingerir suficiente agua bajo ese calor”. Los riesgos del clima limitaron la producción. En una escena de fuego, varios miembros del equipo resultaron heridos con quemaduras y recuperaron secuelas graves, un incidente que subrayó los peligros de trabajar en una combinación de acción práctica intensa. “Fue muy desafortunado, pero logramos salir adelante”, comentó Scott. Por otro lado, la complejidad del uso de animales representó un desafío logístico. Un mono, mascota de uno de los personajes, llegó a atacar a un miembro del equipo, provocándole una mordedura menor. A pesar de estos incidentes, el ritmo eficiente de la dirección de Scott permitió completar la filmación principal en aproximadamente días.

En términos financieros, el presupuesto oficial rondó los 250 millones de dólares, aunque informes confirmados sugieren que la cifra podría haber superado los 300 millones debido a interrupciones, huelgas y costos adicionales. Scott afirmó que se finalizó 10 millones por debajo del presupuesto aprobado, destacando la eficiencia del equipo. Estos contratiempos, aunque desafiantes, no lograron opacar el ambicioso esfuerzo colectivo que busca consolidar una digna sucesora de la icónica precursora.

El estreno de la secuela está programado para el 14 de noviembre de 2024 en Argentina, y se espera que conquiste tanto al público como a la crítica, afirmándose con una visual renovada y temas universales que dan vida a la profundidad del filme. “Esta representa todo lo que soñé épico, y hace una conexión especial con las emociones humanas”, destacó Scott. Por su parte, elogió a Mescal: “Ridley es uno de los mejores. Cuando me llamó, tuve que preguntar: ‘¿Cuándo empezamos?’”. Se anticipa que el éxito será rotundo en su primer fin de semana en cartelera, consolidándose como un clásico moderno épico.