La animadora Eva Gómez compartió detalles sobre su experiencia en el Festival de Viña del Mar durante los años 2011 a 2013, donde trabajó junto a Rafael Araneda. En una reciente entrevista tras su participación en el programa «Camino a Viña», Gómez explicó las razones que la llevaron a no continuar con la animación del certamen.
Problemas de salud y decisión de retirarse
Gómez reveló que en 2013 enfrentó una grave situación de salud, diagnosticada con NIE, que significa neoplasia intraepitelial en el cuello del útero. La animadora mencionó que esta fue la segunda vez que enfrentó esta enfermedad, ya que la primera ocurrió cuando era muy joven y requirió una operación. Al recibir los resultados de sus exámenes antes del festival, decidió que lo mejor era dar un paso al costado, afirmando: “El ánimo no era para el Festival. Mi salud es lo primero porque yo tengo tres hijos”.
Críticas y repercusiones en su carrera
En el contexto de su experiencia en el festival, Eva Gómez también habló sobre las duras críticas que recibió durante su tiempo como animadora. Comentó que había una gran cantidad de programas de espectáculos y farándula que se dedicaban a criticar su trabajo, señalando que “había ene programas de espectáculos, ene programas de farándula y hablar es gratis”. La animadora expresó su preocupación por el daño que pueden causar las críticas destructivas, afirmando que muchas personas no se dan cuenta del impacto que tienen sus palabras.
Gómez añadió que, aunque aprecia la crítica constructiva, hay aspectos que son difíciles de cambiar. Mencionó que recibió comentarios sobre su nacionalidad, su forma de ser y su apariencia, tales como “que porque era española, que era gritona, que era chica, que era fea, que era gorda”.
La animadora también compartió que estuvo muy cerca de desarrollar un trastorno alimenticio debido a la presión y las críticas que enfrentó. Recordó un momento conmovedor cuando su madre la abrazó y le dijo: ‘ay que nervio’, porque era un huesito”. Finalmente, Gómez concluyó que la crítica hacia su conducción en el festival fue mínima, ya que la mayoría de las críticas se centraron en su persona en lugar de su trabajo como animadora.
