En un episodio revelador de la biografía Elon Musk, escrita por Walter Isaacson, el magnate conocido por sus empresas Tesla y SpaceX recurrió a una medida inusual: compró cientos de Apple AirTags. El propósito detrás de esta acción fue seguir el rastro de los servidores de Twitter mientras eran trasladados de un estado a otro, luego de que adquiriera la red social. La razón de esta estrategia de monitoreo tan poco convencional residía en la importancia de estos equipos para el funcionamiento de la plataforma. Musk deseaba mantener el control sobre cada servidor durante el proceso de traslado para prevenir posibles inconvenientes. Decidido a no correr riesgos, agotó el inventario de la Apple Store cercana, lo que le permitió conocer en todo momento la ubicación exacta de estos críticos.
Esta historia de adquisición masiva deja ver tanto la versatilidad como las limitaciones de los dispositivos en la vida cotidiana. Mientras muchas personas utilizan los AirTags para localizar objetos personales como llaves o mochilas, Musk llevó su aplicación a un nivel sin precedentes al usarlos para rastrear Twitter durante un momento crucial, maximizando el potencial de seguimiento que ofrecen. Este caso, además, ilustra cómo los avances tecnológicos pueden aplicarse creativamente y resalta múltiples facetas de la seguridad de bienes de valor.
Aunque Apple ha impuesto ciertos límites en el número de AirTags que se pueden registrar bajo una misma cuenta, los usuarios continúan innovando y adaptándolos a diversas necesidades. El límite establecido es de 16 dispositivos que pueden ser sincronizados con un solo ID Apple, lo que puede ser un obstáculo para quienes deseen ampliar su sistema a numerosos objetos. Al intentar añadir un AirTag adicional, se emite una notificación indicando que se ha alcanzado el límite permitido. Para añadir uno nuevo, el usuario debe eliminar previamente algún dispositivo ya registrado.
La configuración y vinculación de los AirTags está diseñada para ser rápida e intuitiva. Al encender un AirTag y acercarlo a un iPhone, automáticamente se abre una ventana emergente en la app Buscar, que guía al usuario paso a paso. Solo es necesario asignarle un nombre y seleccionar el tipo de objeto al que desea adherir el AirTag, ya sea una mochila o un par de equipaje. Una vez completado el proceso, el AirTag queda enlazado al iPhone, permitiendo la localización en tiempo real.
Los AirTags se han convertido en una herramienta útil para encontrar objetos perdidos. Son empleados comúnmente en llaveros, equipajes e incluso vehículos. Sin embargo, también son utilizados en objetos de mayor tamaño como motocicletas y automóviles, y algunos propietarios de mascotas los han adherido a los collares de sus animales compañeros en caso de extravío. A pesar de sus aplicaciones, la capacidad de los AirTags es limitada, ya que requieren una proximidad adecuada para funcionar correctamente.
Un uso común de los AirTags es en maletas, lo que permite a los propietarios rastrear su equipaje, especialmente durante viajes largos y conexiones aéreas. De esta forma, si una maleta no llega a su destino deseado, el propietario puede ubicarla y notificar a la aerolínea. Además de maletas, los AirTags se han encontrado en lugares como bolsas de gimnasio y bolsos, dado que estos accesorios suelen llevarse a todas partes, lo que facilita encontrarlos si se dejan olvidados en la oficina, un café o cualquier otro sitio frecuente.
Por último, los AirTags ofrecen la funcionalidad de compartirlos con hasta 5 personas, lo que permite que, en total, 6 usuarios accedan al mismo dispositivo. Esto es particularmente útil en contextos familiares, cuando varios miembros comparten un automóvil familiar o equipaje. Sin embargo, esta función está restringida a cuentas que cumplan con requisitos de seguridad, como la activación de la autenticación de dos factores y la sincronización con iCloud. Los AirTags infantiles, además, tienen funcionalidades específicas que los hacen adecuados para su uso en niños.