Yoga virtual: una alternativa prometedora para aliviar el dolor lumbar crónico según la ciencia

El yoga: una alternativa científica para aliviar el dolor lumbar.
El yoga: una alternativa científica para aliviar el dolor lumbar.

El dolor lumbar crónico se ha convertido en una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial, afectando a más de 619 millones de personas, según datos de The Lancet Rheumatology. Este tipo de dolor, que a menudo se relaciona con un estilo de vida sedentario y tensiones laborales, puede limitar severamente la movilidad y afectar la calidad de vida de quienes lo padecen. Además, el dolor lumbar crónico implica un alto costo para los sistemas de salud debido a la frecuencia de las consultas médicas, tratamientos y la pérdida de productividad laboral. Ante esta problemática, muchas personas recurren a medicamentos antiinflamatorios, fisioterapia o incluso cirugía en casos graves. Sin embargo, estos métodos no siempre resultan efectivos y, en ocasiones, pueden tener efectos secundarios significativos.

En respuesta a esta situación, investigadores de la Cleveland Clinic han explorado alternativas farmacológicas, como el yoga, para aliviar el dolor lumbar. Según un estudio reciente publicado en JAMA Network Open, la práctica de yoga a través de clases virtuales podría ofrecer una mejora significativa en los niveles de bienestar de los pacientes que sufren de este dolor crónico. El estudio sugiere que el yoga, especialmente en su modalidad virtual, puede ser una herramienta accesible, segura y efectiva para reducir la dependencia de analgésicos y mejorar el sueño y el bienestar general.

Los participantes del ensayo clínico, todos empleados de la Cleveland Clinic, experimentaron una reducción notable en la intensidad del dolor y una mejora en la función física tras completar 12 semanas de sesiones de yoga. Estos hallazgos resaltan la capacidad del yoga para actuar no solo en el plano físico, sino también en el emocional y social, contribuyendo al bienestar general de los individuos.

¿Cómo ayuda el yoga al dolor lumbar?

La efectividad del tratamiento radica en un enfoque integral que combina movimientos controlados, ejercicios de respiración y técnicas de relajación. El tipo de yoga utilizado en el estudio fue el Hatha, que se centra en mantener posturas estáticas y técnicas de respiración profunda, lo cual permite que los participantes puedan realizar las posturas sin apresurarse. Esto es especialmente importante para aquellos que tienen poca experiencia en la práctica de yoga o que presentan limitaciones en su movilidad.

De acuerdo con Robert Saper, director del departamento de Bienestar y Medicina Preventiva y autor principal del estudio, “un medicamento antiinflamatorio puede tratar una dimensión del dolor, pero no impacta en el aspecto emocional y en el sentido de propósito del paciente”. Esto significa que, más allá de tener un efecto positivo en la forma en que perciben y afrontan el malestar, el yoga puede ofrecer beneficios adicionales.

Las posturas utilizadas en el estudio incluyeron suaves como la esfinge, el puente y abrir los hombros, las cuales pueden realizarse con variaciones de dificultad utilizando sillas u otros soportes. Al practicar estas posturas, se logra activar el sistema nervioso parasimpático, conocido por ayudar al cuerpo a relajarse y reforzar áreas cerebrales relacionadas con la regulación emocional, lo que contribuye a evitar la atrofia muscular de manera segura.

Resultados del estudio

En el estudio participaron más de 140 personas que padecían dolor lumbar crónico. A lo largo de las 12 semanas, la mitad de los participantes asistió a clases en directo una hora cada semana, mientras que el otro grupo (grupo control) participó en un programa de yoga en casa. Los integrantes del grupo de intervención fueron incentivados a practicar en casa durante 30 minutos diarios, y se les proporcionaron colchonetas, videos y un manual de posturas. Al final del periodo, el grupo que practicó yoga reportó una reducción de 1.5 puntos en una escala de dolor de 0 a 10, mientras que el grupo control no experimentó cambios significativos. Tras seis meses, la disminución del dolor fue aún mayor, con un promedio de 2.3 puntos. También se observó una mejora en la calidad del sueño, con un aumento de 0.4 puntos entre quienes practicaron yoga en comparación con el grupo control.

Un menor porcentaje, el 34%, evaluó el impacto de los resultados y mostró que había disminuido su consumo de analgésicos tras recibir la intervención. Esta cifra sugiere que el yoga puede ser una alternativa viable para quienes buscan explorar opciones naturales para el manejo del dolor. Otros beneficios positivos observados incluyeron una mejora en el sueño. Los participantes del programa informaron una mejoría en su descanso nocturno, lo cual es fundamental, ya que la calidad del sueño puede interferir en la capacidad de conciliar un sueño profundo y reparador. La práctica de yoga puede inducir un estado de relajación que calma la mente, contribuyendo a este beneficio adicional.

A pesar de los beneficios observados, el estudio enfrentó algunos retos. Solo 36 de los participantes asistieron a las clases virtuales, lo que evidencia las dificultades de compromiso en un contexto de intervención prolongada. Factores como las jornadas laborales y las responsabilidades familiares pudieron influir en la asistencia de los participantes, limitando la adherencia a las clases en directo. Sin embargo, la disponibilidad de materiales parece haber compensado en parte la baja asistencia, ya que los participantes reportaron prácticas autónomas de yoga tres días a la semana, en promedio, durante 28 días.

Expertos sugieren el desarrollo de programas diseñados específicamente para optimizar los resultados en este tipo de intervenciones. Sat Bir Singh Khalsa, profesor de medicina en la Escuela de Medicina de Harvard, destacó que el éxito de este enfoque implica una oportunidad de alcance masivo: “El hecho de que una clase virtual pueda generar estos resultados tiene enormes implicaciones para el público en general”, expresó Khalsa. Estos hallazgos refuerzan el potencial del yoga como una opción terapéutica accesible y de bajo riesgo en comparación con los tratamientos convencionales. Aunque se necesita más investigación y seguimiento a largo plazo, los resultados iniciales son alentadores y podrían abrir la puerta a la integración de estrategias de yoga en entornos de atención médica.