
Este 14 de marzo se conmemora el Día Mundial del Sueño; una fecha que invita a reflexionar sobre la importancia de tener un buen descanso y cómo enfrentar un mal dormir. Usualmente, cuando pensamos en dormir, lo vemos desde el punto de vista del placer que nos provoca esta acción. Sin embargo, al ser una actividad tan cotidiana, olvidamos que en realidad se trata de una necesidad biológica fundamental para el bienestar.
En ese sentido, cuando dormimos poco o descansamos mal, aparecen efectos negativos en nuestras vidas. Por el contrario, quienes tienen un hábito saludable del sueño, obtienen beneficios. Según explica la doctora Andrea Didier, médica de familia y directora de la Sociedad Chilena de Medicina Familiar, “un descanso adecuado mejora nuestras capacidades cognitivas, favorece el aprendizaje, la concentración y la creatividad, además de fortalecer el sistema inmunológico, ayudando a prevenir enfermedades”.
Efectos negativos de un mal dormir
De acuerdo con la Sociedad Chilena de Medicina Familiar, el déficit de sueño tiene efectos negativos en todas las etapas de la vida de las personas, tanto en la niñez como en la adultez. Por ejemplo, en niñas y niños puede provocar irritabilidad, dificultades de concentración y problemas de aprendizaje, incluso con síntomas similares al trastorno por déficit de atención.
En el caso de personas adultas, los efectos negativos son aún más amplios:
Deterioro cognitivo
La falta de sueño afecta la memoria, la capacidad de concentración y el rendimiento intelectual.
Mayor riesgo de enfermedades metabólicas
La privación del sueño está relacionada con la obesidad y la diabetes, ya que altera las hormonas que regulan el apetito y el metabolismo.
Aumento del estrés y problemas de salud mental
Dormir poco eleva los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que puede generar ansiedad y depresión.
Impacto en el sistema inmunológico
Un descanso deficiente debilita las defensas del cuerpo, aumentando la susceptibilidad a infecciones.
Problemas cardiovasculares
Estudios han demostrado que quienes duermen menos de seis horas por noche tienen mayor riesgo de hipertensión, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Riesgo de cáncer
Investigaciones han relacionado la falta de sueño con un aumento en la producción de factores proinflamatorios, lo que podría estar vinculado a un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer.
Disminución del rendimiento físico
La fatiga y la falta de recuperación muscular afectan la resistencia y el desempeño deportivo.
Consejos para mejorar la calidad del sueño
Ante las dudas en torno a qué debe hacerse para conseguir un mejor dormir, Didier enfatiza en la importancia de incorporar una buena higiene del sueño desde la infancia. De todos modos, aconseja que es “esencial mantener horarios regulares para dormir y despertar, evitar el uso de pantallas al menos dos horas antes de acostarse y optar por una alimentación liviana en la noche”.
Además, indica que “pequeños cambios en la rutina pueden marcar una gran diferencia en la salud y calidad de vida a largo plazo”, por ejemplo, reduciendo el consumo de cafeína, ya que puede alterar el descanso; evitar el ejercicio intenso en la noche, pues genera una activación excesiva del organismo; poner atención a la cantidad de horas de sueño necesarias según la edad:
- Recién nacidos: 14 a 17 horas diarias.
- Niños en edad escolar: 9 a 11 horas diarias.
- Adolescentes: 8 a 10 horas diarias.
- Adultos: 7 a 9 horas diarias.