Día Mundial de la Salud Mental: reflexiones sobre el equilibrio entre trabajo y bienestar

Día Mundial de la Salud Mental: equilibrio entre trabajo y bienestar es esencial.
Día Mundial de la Salud Mental: equilibrio entre trabajo y bienestar es esencial.

La conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental resalta la necesidad de abordar la relación entre el bienestar emocional y las condiciones laborales en un contexto de creciente presión social y económica.

Cada 10 de octubre se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha designada para abordar los retos que giran en torno a un tema que, a menudo, se discute en voz baja o se deja en un segundo plano, a pesar de que millones de personas en todo el mundo enfrentan problemas relacionados con la salud mental. Esta jornada, promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS), representa una oportunidad para hablar abiertamente sobre las enfermedades mentales, reducir el estigma asociado a ellas y fomentar la implementación de políticas y programas en esta materia.

En el año en curso, el lema elegido es “Salud y trabajo”, que pone de relieve uno de los aspectos más relevantes y frecuentemente descuidados en los conceptos de bienestar y calidad de vida: la relación entre las condiciones laborales y la salud mental. A pesar de que la salud mental es un pilar fundamental del bienestar general, históricamente ha sido relegada a un plano secundario en comparación con la salud física. Trastornos como la depresión, la ansiedad y el estrés crónico son algunos de los problemas más prevalentes en la sociedad actual, afectando a cientos de millones de personas en todo el mundo. Según datos de la OMS, alrededor del 15% de los adultos en edad laboral sufren algún tipo de trastorno mental.

A pesar de que los efectos de estos trastornos son profundos y crónicos en muchos casos, su naturaleza a menudo lleva a que no reciban la atención adecuada, lo que agrava la situación. En el entorno laboral, esto puede manifestarse en altos niveles de ausentismo, reducción de la productividad y, en casos graves, hasta el abandono total del empleo, lo que puede llevar a la quiebra de una empresa. Las consecuencias de la falta de atención a la salud mental no solo afectan al individuo, sino que también impactan a la empresa y a la economía global. Se estima que los problemas de salud mental en el trabajo cuestan a la economía global alrededor de 1 billón de dólares al año en pérdida de productividad.

La revista The Lancet ha abordado este tema en profundidad, mostrando el impacto de los trastornos mentales en diferentes regiones del mundo. A medida que se va tomando conciencia de la importancia de la salud mental, todavía existen obstáculos significativos que impiden su adecuada atención, tales como la estigmatización, el tabú, la discriminación, el aislamiento social, la culpa y la sospecha. Además, la falta de recursos en los sistemas de salud, el abuso de alcohol y drogas, y el aumento de trastornos como el estrés, la soledad, la incertidumbre y la depresión son factores que agravan la situación.

El entorno laboral juega un papel clave en el bienestar de las personas, ya que no solo representa su sustento económico, sino que también es un espacio donde pueden encontrar sentido, realización, valorización social y propósito. Las condiciones laborales influyen de manera directa en la salud mental, afectando la satisfacción, el desarrollo personal y el sentido de logro. Por el contrario, las frustraciones y adversidades en el trabajo pueden llevar a trastornos mentales. Jornadas laborales sin descanso, presión excesiva, falta de autonomía y ambientes tóxicos e inseguros suelen generar un aumento en las consultas por diversos trastornos mentales, especialmente tras periodos de licencia, que son sumamente inciertos.

Estos factores impactan a nivel individual y tienen un efecto multiplicador, aumentando la conflictividad en el entorno laboral. Según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las principales causas relacionadas con el trabajo son el burnout, que es el síndrome de agotamiento reconocido oficialmente como una condición médica, y otras manifestaciones evidentes de malestar. La precariedad laboral y el temor a perder el empleo, así como la incertidumbre sobre el futuro profesional, crean una constante preocupación entre los trabajadores por su estabilidad financiera personal. Las crisis socioeconómicas, los despidos y la presión laboral generan intensas situaciones de angustia e incertidumbre, lo que puede llevar a un incremento en problemas como el insomnio, el consumo de sustancias y la violencia intrafamiliar, entre otros.

Sin embargo, es importante destacar que un sistema laboral que promueva la salud mental puede potenciar el compromiso de los empleados con la organización. Existen sistemas en algunas empresas que fomentan un sentido de pertenencia e inclusión. La clave está en buscar un equilibrio entre las demandas del trabajo y las posibilidades de promoción, crecimiento, capacitación y reconocimiento, lo que puede resultar en beneficios para todos los involucrados. Varias multinacionales han aplicado con éxito métodos que han sido reconocidos en rankings globales de calidad de vida laboral.

La OMS insta a los gobiernos y a las organizaciones empleadoras a invertir en la salud mental, destacando cómo esto beneficia tanto a los individuos como a las economías en general. Algunos estudios indican que por cada dólar invertido en salud mental, se genera un retorno de cuatro en términos de costos asociados a la rotación de empleados. En este contexto, el año 2024 busca recordar la importancia de tratar la salud mental como un aspecto esencial del ser humano, promoviendo que los gobiernos reflexionen sobre la necesidad de implementar mejoras en los entornos laborales para hacerlos más saludables. Desde una perspectiva ética, se considera que la inversión en la capacitación de todos los niveles jerárquicos de los empleados y en estrategias de prevención y apoyo es fundamental. En definitiva, la salud mental debe ser vista no solo como un gasto, sino como una necesidad que puede disminuir los costos económicos y sociales. La mutación actual de las condiciones laborales debe redefinir la vida laboral, buscando crear entornos que permitan a las personas ser felices y productivas, tanto para sí mismas como para los demás.