Un nuevo caso de bullying en Córdoba genera preocupación. Estudiantes comparten videos de maltrato a una joven con discapacidad. Padres exigen acciones efectivas.
Una nueva situación de acoso escolar ha cobrado relevancia en las redes sociales, tras la difusión de videos que muestran el maltrato que sufrió una estudiante de 13 años con discapacidad en el Instituto Provincial de Educación Media (IPEM) Nº 198 Martín Ferreyra, situado en la zona sur de la ciudad de Córdoba. Este incidente ha llevado a los padres de la afectada a movilizarse frente a las puertas del establecimiento educativo, con el objetivo de denunciar la inacción de las autoridades ante los repetidos casos de acoso escolar que han tenido lugar en la institución.
De acuerdo con la información proporcionada por Cba24n, la estudiante, que cursa segundo año, ha sido víctima de agresiones físicas y burlas constantes por parte de un grupo de compañeros desde el inicio del año escolar. Este caso pone de manifiesto la necesidad de implementar medidas efectivas para prevenir y abordar el acoso escolar en las escuelas.
El concepto de bullying fue desarrollado por el psicólogo sueco-noruego Dan Olweus en la década de 1970, y se refiere a una forma de maltrato, generalmente intencionado, que ocurre en el entorno escolar, donde un estudiante se convierte en el blanco habitual de ataques por parte de otros alumnos. Según la licenciada en Psicopedagogía María Zysman, fundadora de Libres Bullying, este fenómeno “consiste en una búsqueda intencional, deliberada y reiterada de hacer sentir mal a la víctima, para que esta sienta que tiene espectadores que apoyan al agresor y no protegen o salvan su lugar”.
En una nota previa publicada por Infobae, se añadió que el bullying incluye agresiones físicas, verbales y simbólicas, que muchas veces se manifiestan a través de gestos o miradas. Todo aquello que hace que un niño se sienta menos va estructurando un vínculo basado en un desequilibrio de poder. Este desequilibrio es percibido por los mismos niños, aunque no siempre se manifiesta de manera evidente.
Unicef define el bullying como una persecución física y/o psicológica que se realiza de manera negativa, continua e intencionada. Esta misma acción puede extenderse al ámbito digital, donde se conoce como ciberacoso o ciberbullying. Unicef también señala que el acoso puede afectar el bienestar y desarrollo de los estudiantes, así como el ejercicio de sus derechos y responsabilidades, y puede estar motivado por características como la orientación sexual, identidad de género, nacionalidad, condición migratoria, etnia, sexo, situación socioeconómica, salud, creencias religiosas, opiniones, prácticas basadas en estigmas sociales, embarazo, entre otros.
El concepto de violencia en este contexto debe presentar ciertas características: debe ser intencional, es decir, uno o varios compañeros buscan causar dolor o sufrimiento a otro; debe existir una relación desigual de poder, donde la víctima se percibe como vulnerable y desprotegida; y debe ser un comportamiento repetido, no un episodio aislado. La Alianza Anti Bullying Argentina (ABA) explica que el bullying surge a partir de una dinámica disfuncional, donde todos los participantes, incluyendo víctimas, agresores y espectadores, desempeñan roles que pueden cambiar con el tiempo.
La ABA ha identificado cuatro tipos de bullying: físico, verbal, social y ciberbullying. Para ayudar a los padres y maestros a detectar señales de alerta, Unicef sugiere que si un hijo llega a casa triste, enojado o muy callado, es importante acercarse y preguntarle qué sucede. Si hay resistencia a responder, se recomienda investigar lo que está ocurriendo, ya que podría ser un indicativo de que el niño está sufriendo las consecuencias del bullying.
Unicef ha enumerado siete comportamientos que pueden indicar que un niño está siendo víctima de bullying: frecuentemente presenta baja autoestima, suele estar aislado, puede mostrar reacciones pasivas, puede dejar de asistir a clases, sufre cambios bruscos de humor, manifiesta miedo o soledad, y puede presentar lesiones.
Si se sospecha que un hijo está sufriendo acoso en la escuela, se aconseja seguir ciertas recomendaciones: escuchar al niño, demostrar empatía, evitar culparlo, recopilar información del centro educativo, reportar el incidente y mantener la calma, además de apreciar y reconocer cualquier progreso que el niño pueda mostrar.
