Un equipo de arqueólogos ha realizado un descubrimiento significativo en un monasterio de Grecia, donde se encontró un retrato de Constantino XI Paleólogo, el último emperador del Imperio Romano de Oriente. La obra fue pintada utilizando al propio monarca como modelo, según lo informado por el Ministerio de Cultura de Grecia.
La imagen de Constantino XI (1405-1453) fue hallada bajo una capa de pintura de un mural durante los trabajos de restauración en un monasterio ubicado en Egio, a aproximadamente 160 kilómetros al oeste de Atenas. En un comunicado, el Ministerio de Cultura detalló que la imagen revelada presenta a un hombre maduro que lleva las insignias imperiales, incluyendo un cordón lujoso sobre una túnica de color claro y una corona adornada con piedras preciosas, además de sostener un cetro en forma de cruz.
La figura también está vestida con un manto de color púrpura, bordado en oro y decorado con medallas que presentan águilas bicéfalas con una corona entre sus dos cabezas, símbolo de la familia de los Paleólogos, la última dinastía que gobernó el Imperio Romano de Oriente o Imperio Bizantino. El retrato se puede datar con certeza a mediados del siglo XV d.C., unos años antes de la caída de Constantinopla y del Imperio Bizantino a manos de los otomanos. Según el comunicado, en la pintura “se identifica inequívocamente” a Constantino XI.
El autor de la obra utilizó al monarca como modelo, lo que significa que la pintura, de “gran calidad artística”, representa directamente a Constantino. En el comunicado se menciona que “no se trata de un retrato idealista, sino auténtico, que reproduce fielmente los rasgos fisionómicos del último emperador bizantino. Es una figura terrenal, un hombre maduro, de rostro delgado y rasgos individuales, que rezuma tranquilidad y cortesía”.
Constantino XI Paleólogo fue coronado emperador el 6 de enero de 1449 y falleció, según la mayoría de los historiadores, el 29 de mayo de 1453, mientras luchaba contra los otomanos que asediaban Constantinopla (actualmente conocida como Estambul), que era la capital del Imperio Bizantino. Con la caída de la ciudad, también se extinguió el Imperio Bizantino, un término que fue creado posteriormente para diferenciarlo del Imperio Romano de Occidente.
El Imperio Bizantino fue una continuación del Imperio Romano tras su división en el año 395 d.C. en dos partes, cuyos primeros emperadores fueron Honorio y Arcadio, hijos de Teodosio I. El Imperio de Occidente cayó menos de 100 años después, mientras que el de Oriente perduró mil años más.