Una de las preguntas que suele repetirse cuando participo de un webinar sobre empleabilidad y búsqueda de empleo, es si incluir lo que estoy haciendo ahora mientras se está en transición buscando una nueva oportunidad. Y en esta línea, sí es adecuado colocar los emprendimientos o las otras cosas que hacemos por cuenta propia.
Por Karina Pérez, directora de Robert Half en Chile
Para muchos efectivamente puede ser una pregunta un tanto obvia o pueden pensar que, tengo la respuesta correcta. Pero la respuesta es… depende.
Antes de seguir, pongamos un dato sobre la mesa (o la pantalla, en este caso). Según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, INE, publicadas en marzo de 2020, en Chile existían 2.057.903 personas microemprendedoras en 2019, en base a datos proporcionados por la Encuesta de Microemprendimiento (EME). Muy probablemente, este año ese número se incrementó. Como la mayoría de los encuestados sostiene haber iniciado emprendimientos por necesidad, podemos asumir que un gran porcentaje de ellos regresará al mercado laboral formal en algún momento.
Primero que nada, quiero aclarar algo que debiese ser ya evidente, pero todavía no lo es para todos, y es que SÍ AGREGA VALOR SER EMPRENDEDOR. Muchas personas se acercan a preguntarme sobre esto como si fuera un problema, o algo que ocultar o acortar de sus carreras, pero la verdad es al revés, hoy más que nunca, ser o haber sido emprendedor o emprendedora, aporta a tu carrera profesional y a tu desarrollo. Cambia la perspectiva de hacer negocios, de ver el efecto de las cosas, y nos permite hacernos cargo de un montón de otras cosas que también son importantes a la hora de aprender y ver los negocios con una mirada diferente.
No es lo mismo ser empleado, sobre todo de una empresa grande, donde tus responsabilidades están más delimitadas en tu área y con poca capacidad de hacer cosas fuera de eso, con un espectro de acción y decisión mucho más acotado. O asimismo puede hacerse difícil de comprender el engranaje del valor que tiene el trabajo y compromiso de muchas otras áreas y personas de las que a veces conocemos poco sobre lo que hacen.
Pero cuando se es emprendedor, hay que hacerse cargo literalmente de todo, especialmente al comienzo. Hay que asumir tareas de venta, producción, logística, finanzas, facturación, de reparaciones y de un largo etc relacionado con las distintas dimensiones que involucra gestionar un negocio. Por lo tanto, no cabe duda que más allá del éxito o fracaso de ese emprendimiento, hay un tremendo y potente aprendizaje. De este modo, si un emprendedor forma parte de una organización, entenderá y desarrollará su trabajo de otra forma, con otros ojos. Habrá decisiones y lógicas de operación que le harán más sentido que otros que no tienen la experiencia del desafiante camino del emprendimiento.
Por eso mismo, si has sido emprendedor o emprendedora, o has hecho otras actividades que son parte de tu carrera profesional, deberían estar en el CV. Pero, ¿qué incluir en ese caso?, pues ahí está de nuevo: depende. Ello, porque al existir tantas responsabilidades y funciones en el rol de empleado por cuenta propia, que debemos ser capaces de rescatar las habilidades o aprendizajes que son realmente relevantes para la oportunidad que estamos buscando. Entonces, la idea es customizar la información para ajustarla a la búsqueda en sí, al cargo que se postula, o al norte que estamos apuntando en términos de desarrollo profesional.
Por otro lado, muchas veces, sobre todo en estos tiempos donde la búsqueda de empleo pudiese extenderse más allá de lo que quisiéramos, podremos estar haciendo consultoría, apoyos a fundaciones, negocios de amigos y/o familiares, entre muchas cosas. Esta también es una forma de emprendimiento o de autonomía profesional. Y por supuesto, aporta al desarrollo de carrera y a la empleabilidad. Sí, porque estar activo laboralmente es muy importante, y vale la pena reflejarlo en nuestro CV. Eso sí, con el mismo criterio, es decir, enfatizando aquellas capacidades y habilidades usadas y desarrolladas, más pertinentes para el objetivo laboral. En este sentido, vale hacerse la pregunta: ¿esta característica o experiencia adquirida en mi emprendimiento tiene relación o es interesante para lo que estoy buscando? Si es así, debería aparecer en la experiencia más reciente. Pero si no tiene relación, pues lo podemos podemos incluir como antecedente complementario porque también habla de nosotros, de quiénes somos, y de nuestros intereses.
La idea del CV o incluso nuestro perfil de LinkedIn debiese reflejar más allá de lo que hemos hecho o nuestra experiencia pura, pues quiénes somos, qué nos apasiona y finalmente qué es lo que nos diferencia, son las variables que pueden convertir en único nuestro perfil y diferenciarnos del resto. El conjunto de cosas entre habilidades técnicas, más mis habilidades core claves y mis valores/pasiones, crean en conjunto un ecosistema único, algo que efectivamente tengo yo y no todos, y eso es lo que finalmente tienes que sacar hacia afuera, promover para que otros lo conozcan, es tu carta de presentación.
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