Carmen Gloria Arroyo y Bernardo Borgeat se unieron en matrimonio el 16 de agosto, tras más de una década de relación, un cambio significativo en la postura de la jueza sobre el matrimonio. Durante una conversación en el programa ‘Sin Editar’ con Pamela Díaz, Arroyo reveló que su decisión de casarse fue influenciada por un incidente médico que vivió con Borgeat. A lo largo de su relación, la magistrada había mantenido una firme negativa a casarse, en parte debido a su experiencia previa con un matrimonio fallido. Sin embargo, su perspectiva cambió tras un evento crítico.
Arroyo explicó que, aunque inicialmente se mostró reacia a la idea de unirse en matrimonio, su postura evolucionó. “Pasé de decir que jamás me voy a casar, a decir que yo no me quiero casar, pero si para él es importante, lo conversaría”. Este cambio de opinión se vio impulsado por una situación en la que Borgeat sufrió una complicación médica. La jueza recordó que, durante una urgencia médica, no le permitieron ingresar a la clínica porque no tenía un vínculo legal con él. “Me dicen: ‘¿Usted qué parentesco tiene con él?'”, relató.
La situación se tornó crítica cuando Arroyo se dio cuenta de que, a pesar de su larga relación, legalmente no eran considerados nada. “Entonces yo terminé llamando a la mamá e hijos de Bernardo para pedirles que, por favor, fueran. Y ella no podía ir en ese minuto; podía ir al otro día”, recordó. Este episodio la llevó a reflexionar sobre las implicaciones legales de su relación, cuestionándose qué pasaría si ella estuviera en una situación similar. “¿Va a venir mi ex a desconectarme?”, se preguntó, lo que la llevó a replantearse su postura sobre el matrimonio.
Finalmente, Arroyo concluyó que, a pesar de los años compartidos, la ley no reconocía su relación. “En el fondo, aunque lleves 10 o 15 años con tu pareja, en la ley no es nadie. Y eso lo conversamos un par de veces después que pasó”, afirmó. Este cambio de perspectiva culminó en su decisión de casarse con Borgeat, marcando un nuevo capítulo en su vida personal.