
Un grupo de mujeres en Bahía Blanca, Argentina, logró salvar la vida de 15 bebés de un hospital inundado tras un devastador temporal que dejó al menos 16 fallecidos y una considerable destrucción en la ciudad.
El desafío en el hospital José Penna
La médica Mariana Calahorra, de 54 años, se encontraba en su guardia habitual en el hospital José Penna el 6 de marzo, cuando un evento sin precedentes puso a prueba su experiencia de 25 años en el área de neonatología. Junto a ella estaban la médica Sonia Scardapane y un equipo de enfermeras compuesto por Andrea Ávila, Mercedes Caredu, Carolina Cari, Maru Coronado, Ruth Flores, Rocío Lagos, Clara Marcos, Luciana Marrero, Romina Moya y Belén Salazar.
En un momento crítico, Calahorra recordó: “Nos miramos y no hizo falta que ni hablemos, ya sabíamos qué teníamos que hacer”. Este equipo de 12 mujeres se enfrentó a la misión más difícil de sus vidas: rescatar a 15 bebés prematuros que se encontraban en peligro, casi cubiertos por el agua, los residuos cloacales y la oscuridad.
Las condiciones del rescate
La situación se tornó caótica cuando el agua comenzó a inundar el subsuelo del hospital. “En un segundo empezó a flotar todo lo que teníamos en los cajones, heladeras, computadoras, sillas, bancos, jeringas… No era sólo agua, era de todo, barro, cloacas desbordadas, cosas que venían de las cloacas”, relató Calahorra en una entrevista con el diario Clarín. A pesar de que confiaron en un generador automático tras el corte del servicio eléctrico, este se apagó rápidamente y no volvió a funcionar. La única fuente de luz eran las linternas de sus teléfonos móviles.
Dado que las incubadoras no podían ser trasladadas debido a la inundación, el equipo tuvo que cargar a cada uno de los 15 bebés en brazos y llevarlos a un lugar seguro en el hospital. Entre los bebés, dos presentaban un estado de salud delicado: uno pesaba 1,6 kg y el otro apenas un kilo. Cuatro de los bebés necesitaban oxígeno, y dos de ellos requerían un dispositivo CPAP, un sistema de oxigenación que tuvo que ser adaptado de urgencia a una cánula nasal.
La evacuación y el traslado a otro centro médico
Una vez que los recién nacidos fueron llevados a un área seca del hospital, fueron entregados a sus madres, quienes ayudaron a mantener su temperatura corporal al colocarlos sobre sus pechos en contacto piel a piel. Sin embargo, la evacuación no había concluido, ya que era necesario trasladar a los bebés a otro centro médico para asegurar su tratamiento y bienestar.
La médica Calahorra explicó que ella, sus compañeras, las madres y los bebés en brazos utilizaron tres vehículos: un auto particular, una ambulancia y un camión del Ejército, para recorrer seis kilómetros en la ciudad y llegar al hospital Raúl Matera, el otro establecimiento habilitado para atender esta emergencia en la afectada Bahía Blanca.
La situación posterior al rescate
A pesar de haber logrado su objetivo, el equipo enfrentó más desafíos. Era necesario encender los datos móviles de sus teléfonos para revisar los mensajes acumulados en WhatsApp, donde algunas mujeres informaban que sus autos estaban cubiertos por el agua en sus hogares, una lamentó que su hermano había perdido todo y otra que sus hijos estaban a punto de pasar la noche en el techo de su casa.
El subsuelo del hospital Penna, que anteriormente albergaba a los bebés que requerían cuidados intensivos, ya no existe, al igual que la sala de partos. La recuperación de Bahía Blanca tomará años, y a pesar de la devastación, la voluntad de los profesionales de la salud se mantiene firme, aunque enfrentan un sistema que no les brinda el reconocimiento adecuado.
Condiciones laborales de los profesionales de la salud
La situación laboral de los profesionales de la salud en Argentina es crítica. Según la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad Argentina, el salario mensual de una enfermera ronda los 900.000 pesos argentinos (aproximadamente 700.000 pesos chilenos). “Nos sentimos honradas de que nos agradezcan. Pero después enfermería es la peor paga y reconocida”, expresó Mercedes Caredu, una de las enfermeras que participó en el rescate.
Caredu también destacó que sus compañeras en la terapia intensiva de adultos enfrentaron la misma inundación, “estuvieron con el agua hasta la cintura y siguieron con sus pacientes, a quienes no pudieron levantar como hicimos nosotras”. La situación del sistema público de salud es precaria y, a pesar de los aplausos recibidos durante la pandemia de Covid-19, la realidad económica de los profesionales de la salud sigue siendo difícil.