La capa de hielo de la Antártida representa la mayor masa de hielo en el planeta, y su comportamiento frente al cambio climático es fundamental para anticipar el futuro del nivel del mar. Investigadores de la Universidad Estatal de Colorado han llevado a cabo un estudio que revela que el levantamiento de la tierra firme, que ocurre a medida que los glaciares más pesados se derriten, podría limitar la contribución de la Antártida al aumento del nivel del mar en un 40% en escenarios de calentamiento bajo. Sin embargo, en situaciones de calentamiento elevado, este fenómeno podría amplificar el aumento del nivel del mar.
Hasta hace poco, la estructura del subsuelo de la Antártida era poco conocida. Esto cambió con el inicio de un proyecto denominado POLENET, la Red Polar de Observación de la Tierra, que se lanzó hace más de 15 años. Este proyecto ha permitido a los científicos explorar el subsuelo del continente helado hasta profundidades de cientos de kilómetros, utilizando sismógrafos de alta sensibilidad que miden la velocidad de las ondas sísmicas a través de la Tierra. Además, se han utilizado receptores GPS especializados para registrar el levantamiento de la superficie terrestre.
Los investigadores han dedicado más de 15 años a la recopilación de datos sismológicos y de elevación en la Antártida, lo que ha permitido desarrollar un modelo computacional avanzado. Este modelo es el primero en integrar la estructura de la Tierra para predecir el deshielo de la Antártida y calcular la velocidad y las variaciones en el aumento del nivel del mar en las costas de todo el mundo. Según Natalya Gómez, autora principal del estudio y profesora asociada en la Universidad McGill, “con casi 700 millones de personas viviendo en zonas costeras y el coste potencial de la subida del nivel del mar alcanzando billones de dólares a finales de siglo, es crucial comprender el efecto dominó del deshielo antártico”.
El modelo ha sido utilizado para simular los resultados futuros de la capa de hielo y el nivel del mar bajo diferentes grados de calentamiento. Los hallazgos indican que la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero podría ralentizar el deshielo en la Antártida lo suficiente como para que el levantamiento de la Tierra estabilice parcialmente la capa de hielo, evitando así un aumento significativo del nivel del mar en el futuro. Rick Aster, catedrático de la Universidad Estatal de Colorado y coautor del estudio, explicó que “si la Tierra sólida responde con rapidez, el levantamiento puede ayudar a estabilizar este proceso y reducir así apreciablemente la subida del nivel del mar en las próximas décadas”.
No obstante, el estudio también advierte que si las emisiones de gases de efecto invernadero son elevadas, la capa de hielo podría derretirse tan rápidamente que la tierra no se elevaría lo suficiente para frenar el flujo de hielo hacia el océano. En este caso, el levantamiento del lecho rocoso bajo el océano, que no tendría hielo encima, podría expulsar agua de las cercanías de la Antártida, provocando un aumento adicional del nivel del mar a nivel global.
La investigación también señala que, debido a la gravedad y a la estructura y rotación de la Tierra, algunas regiones del mundo experimentarán un aumento del nivel del mar más significativo que otras. Las simulaciones realizadas en el estudio indican que las pequeñas naciones insulares en desarrollo cercanas al ecuador enfrentarán el aumento del nivel del mar más dramático en todos los escenarios futuros.
Rick Aster también destacó que “si toda la capa de hielo de la Antártida Occidental se derrumbara, como ocurrió antes de la última Edad de Hielo, estaríamos contemplando una subida del nivel del mar de unos 3,5 metros de media en todo el mundo, solo en este sector de la Antártida, y eso sí que cambiaría el mundo”.
En cuanto a las implicaciones de un aumento significativo del nivel del mar, se estima que solo la pérdida de los grandes glaciares cercanos a la costa en la Antártida Occidental podría elevar el nivel del mar en aproximadamente 0,6 metros de media. Este aumento se sumaría a la expansión térmica de los océanos y a las contribuciones de otros glaciares en el planeta, como los de Groenlandia, otras partes de la Antártida y Alaska/Canadá. Este grado de pérdida de hielo en la Antártida Occidental podría ocurrir en tan solo unas décadas.
En una serie de preguntas dirigidas a Rick Aster, se abordaron varios aspectos del estudio. En respuesta a la importancia de estudiar la estructura terrestre de la Antártida, Aster explicó que “la capa de hielo de la Antártida interactúa ampliamente con la Tierra sólida subyacente porque es muy masiva”. Además, mencionó que “cuando la capa de hielo es grande, deprime la tierra que hay debajo y, cuando pierde masa, la tierra se eleva”. Este proceso de respuesta de la Tierra puede ser tanto instantáneo como lento, dependiendo de las propiedades del manto terrestre.
Sobre cómo la estructura terrestre de la Antártida puede influir en el futuro aumento del nivel del mar, Aster indicó que “grandes porciones de la Antártida se encuentran por debajo del nivel del mar, sobre todo en la Antártida Occidental”. Esto genera preocupación sobre el posible colapso de partes de la capa de hielo, lo que podría añadir agua al océano global y elevar el nivel del mar en varios metros durante el próximo siglo.
Finalmente, Aster destacó que el modelo informático desarrollado en el estudio ha permitido incorporar mediciones sismológicas y de elevación para proporcionar valores realistas sobre la Tierra sólida antártica. Esto ha demostrado ser crucial, ya que la Tierra bajo la Antártida Occidental es relativamente poco viscosa, lo que significa que la respuesta a la pérdida de hielo es más rápida. Utilizando propiedades más precisas para la Tierra sólida de la Antártida Occidental, se ha estimado que el levantamiento de la Tierra puede frenar el aumento del nivel del mar en hasta un 40% si se controlan las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, en escenarios de altas emisiones, el deshielo podría ocurrir demasiado rápido para que el levantamiento tenga un efecto estabilizador.