La ansiedad generada por las alergias alimentarias afecta a un alto porcentaje de los pacientes y cuidadores, evidenciando la necesidad de apoyo psicológico.
Un estudio reciente ha revelado que una gran parte de las personas que padecen alergias alimentarias, así como sus cuidadores, experimentan angustia psicológica significativa. Sin embargo, solo aproximadamente una de cada cinco de estas personas ha recibido una evaluación o asesoramiento sobre sus ansiedades relacionadas con la afección. Rebecca Knibb, profesora de psicología en la Universidad Aston en Birmingham, Inglaterra, destacó que “nuestra investigación resalta una importante necesidad insatisfecha de respaldo psicológico para la alergia alimentaria”.
La principal preocupación de los encuestados es el riesgo de anafilaxia, una reacción grave que puede ocurrir incluso con pequeñas cantidades de alimentos a los que una persona o su hijo son alérgicos. La nueva encuesta se centró en más de 1,300 adultos y 1,900 cuidadores de niños con alergias alimentarias, con participantes de 20 países diferentes. De los encuestados, casi el 68 por ciento de las personas con alergias alimentarias afirmaron haber tenido una “experiencia directa” de angustia psicológica relacionada con su condición, mientras que el 78 por ciento de los cuidadores de niños con alergias también reportaron experiencias similares.
La ansiedad sobre la posibilidad de una reacción alérgica era común, pero más de la mitad de los encuestados (un 54.1 por ciento) expresaron sentirse tristes debido al impacto que la alergia alimentaria tiene en sus vidas. Además, un 35 por ciento de los participantes temían que sus hijos pudieran ser objeto de acoso debido a su condición. También se observó una sensación persistente entre los padres de que otros no comprendían los peligros que representaban las alergias alimentarias. “Los padres reportaron miedo a confiar en otros para cuidar a sus hijos”, señalaron los investigadores. Un 71 por ciento de los encuestados expresó preocupación por la falta de comprensión de la gravedad de la alergia por parte de otros, a pesar de que el cuidador había intentado explicárselo (59.7 por ciento).
Por otro lado, el estudio encontró que apenas un pequeño número de los encuestados había sido evaluado por un médico para determinar sus niveles de ansiedad. Uno de los obstáculos para buscar ayuda es el costo asociado a la atención médica. Knibb comentó que “el costo del tratamiento es una barrera significativa en todos los países de nuestra encuesta, lo que indica claramente la necesidad de encontrar formas de proporcionar acceso gratuito y fácil”.
Los hallazgos de este estudio han sido publicados en la edición reciente de la revista Allergy. Para más información, se puede consultar el Colegio Americano de Alergias, Asma e Inmunología (American College of Allergy, Asthma & Immunology).