La vitamina D es esencial para la salud ósea, ya que facilita la absorción de calcio, un mineral crucial para mantener la densidad y resistencia de los huesos. Según Rosie Carr, Jefa de Coaching de Salud del centro británico Second Nature, esta vitamina participa en el proceso de remodelación ósea, que es el mecanismo mediante el cual el cuerpo renueva el tejido óseo. La falta de vitamina D afecta este proceso, reduciendo la capacidad del organismo para absorber calcio, lo que incrementa el riesgo de debilitamiento y fracturas óseas.
Estudio sobre la vitamina D durante el embarazo
Un estudio realizado por el Hospital Universitario de Southampton reveló que los hijos de mujeres que tomaron suplementos adicionales de vitamina D durante el embarazo desarrollaron huesos más fuertes en comparación con aquellos cuyas madres no lo hicieron. Este estudio, publicado en la revista The American Journal of Clinical Nutrition, analizó a 1.000 niños y reveló que aquellos expuestos a mayores niveles de vitamina D durante la gestación contaban con una mayor cantidad de otros minerales a los siete años.
Consecuencias de la deficiencia de vitamina D
Los problemas asociados a la deficiencia de vitamina D pueden tener repercusiones significativas en el sistema musculoesquelético. La reumatóloga Claire Gorman de Nuffield Health señala que las señales comunes de deficiencia son el dolor en músculos y huesos. Cuando los niveles de vitamina D son muy bajos durante un tiempo prolongado, puede aparecer debilidad muscular, especialmente en las piernas, lo que dificulta actividades como caminar. Además, la deficiencia de vitamina D se vincula a la osteoporosis, una condición caracterizada por una densidad ósea extremadamente baja, lo que hace que los huesos sean frágiles y propensos a fracturarse. Aunque la osteoporosis es común entre los adultos mayores, puede estar presente a cualquier edad si la dieta no incluye suficiente vitamina D o si no se realiza actividad física de forma regular.
En casos raros y graves, la deficiencia de vitamina D en la infancia puede derivar en raquitismo, una enfermedad que debilita los huesos y produce deformidades esqueléticas, como piernas arqueadas. Este trastorno, explica Carr, se presenta cuando los huesos se ablandan y debilitan debido a la falta de vitamina D necesaria para un desarrollo adecuado.
Grupos vulnerables y factores de riesgo
Existen ciertos grupos de personas que tienden a desarrollar deficiencia de vitamina D. Aquellos que pasan menos tiempo al aire libre son más vulnerables, ya que la vitamina D se sintetiza en la piel a través de la exposición al sol. Además, el apetito suele disminuir con la edad, lo que limita la ingesta de nutrientes esenciales. Sin embargo, la deficiencia de vitamina D no es exclusiva de los mayores. La falta de exposición solar en etapas de la vida puede provocar deficiencia en jóvenes activos. Factores como la ubicación geográfica, el uso constante de bloqueador solar y pasar mucho tiempo en interiores también contribuyen a la reducción de los niveles de vitamina D, lo que hace necesario recurrir a fuentes alternativas para su obtención.
Fuentes alimenticias de vitamina D
Existen varios alimentos que pueden ayudar a asegurar una adecuada inclusión de vitamina D en la dieta. Entre los alimentos ricos en vitamina D se encuentran: huevos, hongos, carne roja, vísceras, salmón, pescados grasos y productos fortificados. Por ejemplo, Kellogg’s comenzó a fortificar sus productos con vitamina D para ayudar a combatir la deficiencia en la población.