Ucrania está considerando la posibilidad de permitir el estacionamiento de tropas extranjeras en su territorio como una medida provisional de seguridad, mientras continúa su búsqueda de ingreso a la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN). Esta idea ha cobrado relevancia en los debates nacionales, aunque persiste el escepticismo sobre su efectividad para poner fin al conflicto con Rusia.
Declaraciones de líderes ucranianos
Oleksandr Merezhko, presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento ucraniano, afirmó en declaraciones a EFE que, al no ser parte de la OTAN, todas las opciones de garantías permanecen sobre la mesa, incluida la presencia de fuerzas extranjeras. Sin embargo, reconoció que esta sería una solución sostenible a largo plazo. “No podemos renunciar a unirnos, ya que toda nuestra experiencia demuestra que es la única garantía verdaderamente fiable”, subrayó.
Las garantías son un tema prioritario, especialmente ante los desafíos en el campo de batalla y las dudas entre los aliados internacionales sobre el incremento del apoyo militar. “Carecemos de armas, carecemos de estatus, estamos hablando de decir invitaciones claras que pudiesen asegurar que (el ruso Vladímir) Putin volverá en dos o tres años”, dijo Andrí Yermak, jefe de la oficina presidencial ucraniana, este jueves en la cadena Suspilne.
Yermak argumentó que la posición del país es todavía lo suficientemente fuerte como para emprender conversaciones de paz con Rusia. El presidente Volodímir Zelensky también se refirió a la posibilidad de albergar temporalmente tropas extranjeras, indicando que “estudiará y trabajará” en ello antes de lograr la adhesión a la OTAN. “Ucrania está dispuesta a hablar de cualquier cosa que funcione”, señaló Olga Stefanishina, viceprimera ministra encargada de la integración euroatlántica, en una entrevista con el medio digital Político.
Desafíos y obstáculos de la propuesta
La propuesta de estacionar tropas extranjeras enfrenta múltiples desafíos. Ha ganado prominencia en los países de la UE debido a la necesidad de revisar el papel de la llegada del electo estadounidense Donald Trump a la Casa Blanca, y ni el primer ministro polaco Tusk ni el presidente francés Emmanuel Macron han revelado ideas específicas al respecto tras reunirse en Varsovia.
Según Oleksí Mélnik, experto en estudios internacionales del Centro Razumkov en Kiev, las zonas más seguras del país, como las regiones occidentales en la frontera con Rusia, podrían liberar soldados ucranianos para reforzar el frente. Destacó que han pasado diez meses desde que se propuso por primera vez esta idea y que se han tomado “pasos prácticos” para implementarla. Además, la iniciativa ha sido planteada oficialmente por Kiev, aunque advirtió que podría afectar lo recibido hasta ahora.
En el marco de unas posibles negociaciones de alto el fuego, probablemente se opondrían a esta idea los países polacos, franceses y británicos, según el analista político Fesenko en RBC. Por otro lado, la alternativa de desplegar fuerzas “neutrales” genera desconfianza en Ucrania. El historial de operaciones de mantenimiento de paz, como los cascos azules en Bosnia en la década de 1990 y la misión de la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) en Donetsk, ha demostrado que estas misiones son incapaces de frenar la violencia. “Dado cómo se ha ignorado repetidamente el derecho internacional, nada les impedirá ignorar a las tropas, especialmente si son pocas y su mandato no está completamente claro”, afirmó un oficial ucraniano conocido como ‘Alex’ en una plataforma de Telegram.
Ante la falta de propuestas concretas, la apuesta de Ucrania es seguir trabajando en una “coalición de voluntarios” integrada por Polonia, Reino Unido, los estados bálticos, los nórdicos, así como potencialmente Países Bajos y Alemania. Esta coalición se enfocaría en el suministro de armas y, eventualmente, en el envío de tropas.