El pasado 22 de agosto se agotaron todos los recursos que la Tierra es capaz de regenerar en un año, por lo que harían falta 1,6 planetas para terminar de satisfacer las necesidades de la humanidad de forma sostenible, en lo que resta del 2020 (Earth Overshoot Day).
Es innegable que el sistema terrestre ha llegado a un umbral de dolor que debemos tomar en cuenta en cada decisión como individuos y en el ámbito que nos desempeñamos. La economía circular responde a esta problemática evidente en cada rincón del planeta, ya que parte de la regeneración y la recirculación de materiales que ya se han utilizado, trasciende la economía lineal con su cultura del descarte (producir-usar-desechar) y la extracción de materiales primarios porque estas actividades han sido de las más dañinas para la salud planetaria. Por ello, puede llegar a dinamizar la innovación mediante la transformación de materiales para mejorar la calidad de vida y nuestra relación con la Tierra al causarle menos estrés y dejar de alterar ecosistemas.
La creación de nuevos trabajos se da gracias a las oportunidades en ciencia, tecnología, innovación, creación de políticas de consumo y producción, rastreo de tendencias, entre otros tópicos transversales; y es lo que nos indica que representa un nuevo modelo industrial y social. Dada la gran cantidad de sectores donde podría permear y las cadenas globales de valor donde se podría introducir la circularidad, tenemos el deber de procurar que prime el talento, más allá de hacer distinciones basadas en género, raza o etnia.
Por eso desde Reactive Consutores y SEE Women Latam nos hemos preguntado, ¿y si aprovechamos para hacer de esta una transición justa y equitativa partiendo de la realidad de las mujeres? Dada la urgente necesidad de profesionales en esta transición, es importante considerar los objetivos de desarrollo sostenible, como las alianzas estratégicas, las del Estado y casas de estudio como universidades, centros de formación técnica y organizaciones privadas, donde se capacite y se abran las oportunidades, tanto a hombres como mujeres para lograr organizaciones más sostenibles. Con miras a un comercio justo, considerando todas las variables: económicas, sociales y medioambientales.
Es vital, partir de una correcta sensibilización de la población y tomadores de decisión, dirigiéndonos con un lenguaje sencillo y entendible. En suma a lo anterior, la creación de capacidades profesionales e intercambio de conocimientos son fundamentales para apostar por la equidad en procesos de desarrollo sostenible y acción climática. Por eso, hemos creado un Curso Internacional de 21 horas online, que brinde un panorama general sobre la complementariedad entre perspectiva de género y el nuevo modelo económico, que sea la puerta para empezar a entender las maravillas que ofrece la circularidad, que contribuye con varios -si no es que todos- los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Curso de Economía Circular y Género
Se transversaliza el enfoque de género con el fin de comprender la importancia de acceder a las mismas oportunidades que ofrece y seguirá ofreciendo este nuevo modelo económico, para lo cual se debe hacer una gestión del tiempo basada en corresponsabilidad en el hogar y el trabajo. Esto se ampara en datos como el de la ONU, que arroja que «Las mujeres dedican entre 1 y 3 horas más que los hombres a las labores domésticas; entre 2 y 10 veces más de tiempo diario a la prestación de cuidados (a los hijos e hijas, personas mayores y enfermas), y entre 1 y 4 horas diarias menos a actividades de mercado». De esta forma se estimularía el avance social y el aprovechamiento justo de las oportunidades de empleos verdes, que aparte de denotar un bajo impacto ambiental, también contemplan un trabajo digno y decente, según la OIT.
En este punto, es indiscutible que la circularidad es un conductor tangible para las innovaciones industriales y la creación de valor para la economía global. Y como si fuera poco, supone un nuevo modelo de gestión para los tomadores de decisión de hoy, ya que es una estrategia práctica para abordar (y mitigar en algunos casos) riesgos complejos e interconectados, como la competencia por recursos, la volatilidad en el precio de commodities, nuevas tecnologías para materiales y la cambiante demanda de los consumidores. Y en este punto volvemos a desembocar en la importancia de ponerse las gafas de la integración de género, ya que estas estrategias suelen ser más exitosas cuando los equipos son diversos al dar una visión 360 de lo que se quiere lograr, y el crecimiento económico mejora cuando hay menos disparidad de hombres y mujeres en la fuerza laboral, según la OCDE.
Podemos deducir, entonces, que la economía circular es una nueva oportunidad para hacer mejor las cosas desde todo punto de vista, haciendo honor a la sostenibilidad integral que apunta a una relación virtuosa entre lo social, ambiental y económico. Y en este sentido, hemos reconectado mejor con este principio desde que la pandemia hizo más evidente su necesidad, la humanidad ha vuelto a ser consciente de lo vulnerable que es, porque se ha desacelerado la economía global, por lo que la tendencia será regenerar la dinamización a nivel local; y al mismo tiempo, se ha caído en cuenta de que la naturaleza no debe ser alterada porque nos provee alimento, medicina, estabilidad climática y provee bienestar en general.
Te invitamos a conocer más sobre esta iniciativa, en la primera versión del Curso de Economía Circular y Género en el sitio web de Reactive Consultores www.reactiveconsultores.com (sección Noticias).
Este artículo fue redactado por Glenda Monge, Directora de See Women Latam, e Ingrid Soto, Directora de Reactive Consultores.