Las sanciones a Rusia bajo la lupa: ¿realmente han afectado la guerra en Ucrania?

Explorando la efectividad de las sanciones contra Rusia en el contexto actual.
Explorando la efectividad de las sanciones contra Rusia en el contexto actual.

Con más de mil días desde que Rusia inició su ofensiva contra Ucrania en febrero de 2022, las sanciones económicas internacionales han vuelto a ocupar un lugar central en el debate político. Esto es especialmente relevante en el contexto de la preparación de Donald J. Trump para asumir nuevamente el mando de Estados Unidos. Las interrogantes sobre la efectividad de estas medidas y su futuro son cruciales, dado que el presidente electo ha prometido utilizar “lo menos posible” para resolver el conflicto ucraniano en un solo día.

Desde el inicio de la invasión, países occidentales como Estados Unidos y Europa, junto a sus aliados, impusieron restricciones que limitaron el acceso de Rusia al sistema financiero global, congelaron activos rusos por un valor de 300 millones de dólares y restringieron la exportación de tecnología avanzada. Estas sanciones sorprendieron por su rapidez y alcance, generando serios problemas económicos en Moscú, incluyendo alta inflación, una caída en el crecimiento económico y dificultades para acceder a bienes esenciales. Sin embargo, el impacto de estas sanciones no fue tan decisivo como muchos esperaban.

Sergei Guriev, economista ruso y decano de la London Business School, explicó en una entrevista con The New York Times que el objetivo inicial de reducir el rublo a “escombros” o provocar la caída de Vladimir Putin era poco realista. En cambio, el mejor indicador de éxito es si las sanciones han dificultado la capacidad de Rusia para librar la guerra. “Está claro que han reducido los recursos en manos de Putin, y eso ha salvado vidas en Ucrania”, afirmó Guriev, señalando que sin las restricciones, Rusia podría haber ganado.

No obstante, Moscú ha encontrado formas de mitigar los efectos de las sanciones. Países como China e India han aumentado sus compras de petróleo ruso, lo que ha permitido llenar las arcas del Kremlin. Además, productos de tecnologías militares han llegado a Rusia a través de países alineados con las sanciones, como Turquía y los Emiratos Árabes Unidos. Rusia también ha desarrollado una “flota sombra” para transportar mercancías y sortear las restricciones mediante el uso de barcos no occidentales.

Según expertos como Elina Ribakova de la Kyiv School of Economics, el estado de las sanciones tiene una influencia única. La exclusión de Rusia del sistema SWIFT para pagos internacionales ha complicado y encarecido las transacciones de Moscú. Sin embargo, estas sanciones han sido calificadas como insuficientes. Jeffrey Schott del Peterson Institute criticó la aplicación fragmentada de las sanciones, señalando que Rusia aún logró vender demasiados combustibles fósiles a precios elevados, lo que financió su maquinaria bélica.

A medida que la estrategia de Rusia hacia Ucrania se perfila, las sanciones se convierten en una pieza clave en las negociaciones. Las medidas reales dependerán de cómo perciba el propio Putin la situación. Según analistas citados, el régimen de Bashar Al-Assad en Siria, aliado de Rusia, podría endurecer su postura, complicando cualquier intento de resolución rápida del conflicto. Al final, la herramienta de presión estará determinada no solo por la implementación de las sanciones, sino también por su capacidad para influir en las decisiones de los aliados estratégicos.