La vida de Kai Höss transcurría con normalidad, hasta que un día, durante una clase de Historia en el colegio, se abordó el tema de Rudolf Höss, el comandante de Auschwitz. Intrigado por la mención de este personaje, el joven, que en ese momento tenía 14 años, llegó a su hogar y preguntó a su madre si existía algún vínculo familiar con él. En ese instante, su madre le reveló que era nieto del oficial de las SS (Schutzstaffel o “escuadras de protección” de Adolf Hitler), conocido por su infame papel en la creación y administración del mayor campo de exterminio nazi, Auschwitz.
Una vez que se descubrió este secreto familiar, Kai comprendió que su abuelo, Rudolf, había estado involucrado en la masacre de más de 1.130.000 personas, lo que representaba cerca de dos tercios de la población judía europea. Rudolf Höss, de quien Kai sabía poco, era el encargado de gestionar el campo y de planificar los métodos de exterminio. Ascendido a comandante, Höss recomendó el uso de Zyklon B, un pesticida a base de cianuro que se utilizaba en las cámaras de gas. Tras la derrota de Hitler, Höss fue capturado y ahorcado en el crematorio de Auschwitz en 1946.
Los recuerdos de la familia Höss
Después de enterarse de la participación de su abuelo en la muerte de más de un millón de personas, Kai comenzó a reconstruir la historia familiar a partir del testimonio de su padre, Hans Höss, quien era hijo del oficial de las SS. La familia Höss, compuesta por Rudolf, su esposa Hedwig y sus cinco hijos, residió entre 1940 y 1945 a escasa distancia de los barracones de Auschwitz. Según el testimonio recogido en el documental “La sombra del comandante”, que narra la historia del clan, ningún miembro de la familia supo lo que Rudolf Höss hacía dentro del complejo.
Hans recuerda: “Tuvimos una infancia encantadora en Auschwitz”, mientras él y su hijo Kai recorrían la casa donde la familia vivió durante cinco años, como se señala en el documental dirigido por Daniela Völker. En una entrevista concedida al programa Outlook de la BBC, Kai menciona que la personalidad reservada de su padre hizo que el secreto familiar permaneciera oculto durante muchos años: “Mi padre siempre fue muy gentil, una persona muy callada. Tenías que esforzarte mucho para sacarle una sonrisa o un sí o un no”, comentó en el programa de la BBC.
Durante su infancia, Hans retrataba a su padre como un hombre cariñoso y atento a sus necesidades. “Mi papá tuvo buenas experiencias con su padre; por ejemplo, navegaban en bote en el río, y eso era lo que él compartía con nosotros”, relató Kai.
Las memorias del comandante nazi
La burbuja en la que vivía Kai se rompió al descubrir la verdad sobre su abuelo. A los 17 años, decidió leer el manuscrito biográfico de Rudolf Höss, escrito mientras el exjerarca se encontraba en prisión. En este manuscrito, la versión de su abuelo era notablemente diferente, ya que afirmaba que su labor consistía en firmar documentos mientras estaba a cargo del campo de exterminio. Según Rudolf Höss, no había participado en la ejecución de los judíos detenidos en Auschwitz, alegando que no “había matado ni azotado a nadie”, como se recoge en un artículo de National Geographic.
Un informe redactado por las SS calificaba a Höss como un “verdadero pionero en esta área debido a sus nuevas ideas y métodos educativos”. Bajo su mando, Auschwitz recibía diariamente tres trenes con dos mil prisioneros, muchos de los cuales eran asesinados al llegar. Los pocos sobrevivientes eran seleccionados para los experimentos del doctor Mengele, conocido como el “ángel de la muerte”. Esta información llevó a Hans a aceptar la participación directa de su padre en el Holocausto. “Cuando lo conocí, estaba en un estado de completa negación”, explicó Daniela Völker tras filmar el documental.
La aceptación por parte del hijo de Rudolf llegó después de que la realizadora le entregara la autobiografía de su padre. En su relato, Rudolf Höss describía los actos cometidos en el campo de concentración como un servicio: “Técnicamente [no] fue tan difícil, no habría sido difícil exterminar a números aún mayores… El asesinato en sí mismo tomó el menor tiempo. Podrías deshacerte de dos mil cabezas en media hora, pero fue la quema lo que llevó todo el tiempo”. Además, en sus memorias, Höss afirmaba: “el asesinato fue fácil; ni siquiera necesitabas guardias para llevarlos a las cámaras; simplemente entraron esperando tomar duchas y, en lugar de agua, encendimos gas venenoso. Todo fue muy rápido”.
La familia Höss y el legado del comandante nazi
En el documental estrenado este año, tanto Kai como Hans visitaron Auschwitz. Durante esta visita, se dirigieron al crematorio donde se incineraban los cuerpos de los judíos asesinados, un momento que les dejó profundamente consternados. “Esa semana tuve el corazón roto. Estallé en llanto todos los días en distintos momentos. Ver esta fábrica, esta cosa, que mi abuelo creó para exterminar personas”, expresó Kai en una conversación con la BBC.
Auschwitz, símbolo de la solución final, el plan nazi para el asesinato masivo y deliberado de los judíos, dejó un trauma en los miembros de la familia, lo que llevó a Kai en el año 2000 a ordenarse como pastor evangélico para redimir parte de su historia familiar. Por otro lado, el secreto familiar afectó negativamente las relaciones entre los hijos de Hans, que se deterioraron debido a las diferencias provocadas por las acciones del oficial nazi durante la Segunda Guerra Mundial. En este contexto, el hermano de Kai, Rainer, fue acusado de estafar a varias personas al vender fotos de su abuelo, según consignó el diario ABC.
Kai recuerda: “Fui a su último juicio, donde leyeron su expediente penal, y fue aterrador. Al salir de la sala, le dije: ‘Hermano, ¿qué estás haciendo?’. Pero pasó junto a mí sin mirarme. No lo condeno. Espero que un día venga a mí y me diga: ‘Kai, me equivoqué, recemos juntos’. Sigue siendo mi hermano”, afirmó Kai al medio mencionado.
La fe del nieto
En 1947, Rudolf Höss fue perseguido y capturado por el cazador de nazis Hanns Alexander. El excomandante de Auschwitz fue enviado a Polonia para ser juzgado por sus crímenes. Tras su ejecución, su esposa Hedwig crió sola a sus cinco hijos, quienes vivieron diferentes destinos. Una de sus hijas, Inge-Birgitt, defendió hasta su muerte las acciones de su padre, afirmando en el documental: “Mi padre debe de haber sido una persona muy fuerte para vivir así y hacer lo que tenía que hacer”, indicó Inge a Daniela Völker.
Con una familia fragmentada, la verdad histórica impactó profundamente a Kai, quien en su juventud llevó una vida marcada por el alcohol, las mujeres y los clubes de lujo, según consignó el Daily Mail. Finalmente, Kai recuerda que las atrocidades cometidas por su abuelo aún repercuten en su familia, que vive con la constante carga de lidiar con el hecho de que uno de los suyos participó en la mayor barbarie de la historia. Al ser consultado si su abuelo se lamentó de haber asesinado a más de un millón de personas, Kai expresó que “si se arrepintió y Dios lo perdonó, entonces, nos veremos en la eternidad”.