
El humorista Ricardo Meruane, conocido por su trayectoria de treinta años en el mundo del espectáculo, enfrentó una difícil situación durante su presentación en el Festival de Viña del Mar. A pesar de su experiencia, el público no mostró interés en su rutina, lo que llevó a un rechazo notable. Este evento ha sido objeto de análisis y discusión entre familiares, amigos, colegas y críticos, pero solo Meruane puede comprender plenamente la magnitud de la desaprobación que experimentó esa noche.
El contexto de la actuación
La actuación de Meruane se produjo después de la presentación de Sting, el célebre líder de The Police, quien había dejado el escenario más de cuarenta minutos antes. A pesar de la notable actuación de Sting, el público, conocido como “el Monstruo”, no estaba dispuesto a aceptar la transición a un nuevo artista. Meruane se encontró en una situación complicada, donde su objetivo era hacer reír a una audiencia que anhelaba el regreso del músico británico.
Inicio de la presentación
Al comenzar su rutina, Meruane saludó al público con un tono que parecía nervioso y repetitivo: “¿Cómo están?, buenas noches, qué tal. Hola, jajá…”. Esta introducción, que se extendió por más de un minuto, no logró captar la atención del público. En un intento por conectar, Meruane recurrió a un chiste sobre un “champú de pirañas”, un clásico de su repertorio que, según los críticos, no tuvo el mismo efecto que en años anteriores. La respuesta del público fue inmediata y negativa, con pifias que comenzaron a resonar en el recinto.
Reacción del público y respuesta del humorista
Frente a las pifias, Meruane utilizó una frase que se convertiría en un meme: “gracias, no se molesten”. Esta expresión se repitió dieciocho veces durante su actuación, lo que reflejó su frustración y la falta de conexión con la audiencia. A medida que la situación se tornaba más tensa, Meruane intentó hacer un comentario humorístico sobre el regreso de Sting, sugiriendo que volvería “como en tres años más”. Sin embargo, el público continuó mostrando su descontento.
Finalización de la actuación
Después de aproximadamente dieciocho minutos de presentación, la música de fondo interrumpió su actuación. Meruane, consciente de la situación, intentó hacer un último intento de humor al lanzar su bisoñé al crítico de espectáculos, pidiendo que le subieran la nota. En la rueda de prensa posterior, Meruane expresó que no sintió el apoyo del público y que la pifia nunca decayó. Atribuyó parte de la culpa a la competencia con Sting y a la falta de conexión con la audiencia.
Reacciones posteriores y análisis crítico
La crítica especializada no fue indulgente. Víctor Gutiérrez lo calificó como “la peor rutina, el peor humorista que he visto en mi vida”. Meruane, tras el evento, enfrentó un periodo de introspección y autocrítica. En entrevistas posteriores, admitió haber pasado por un proceso difícil, donde se sintió “chupado como una bombilla” y tuvo que recurrir a “autocoaching” y “charlas automotivacionales” para superar el trauma de su actuación.
El impacto del fracaso
Meruane documentó su proceso de recuperación en un docurreality, donde trabajó con psiquiatras para abordar su experiencia. La doctora Cordero le recomendó hablar sobre su fracaso diariamente como parte de su sanación. A pesar de la dura crítica, Meruane reflexionó sobre su carrera y se cuestionó sobre su estilo de humor, reconociendo que había presentado una “rutina esquizofrénica”.
Una segunda oportunidad
Cinco años después, Meruane tuvo otra oportunidad en el Festival de Viña, pero la sombra de su actuación anterior lo acompañó. Aceptó recomendaciones y se propuso un enfoque diferente, con un libreto más arriesgado y relevante. Sin embargo, durante su presentación, volvió a escuchar pifias, lo que lo llevó a una crisis de pánico en el escenario. Meruane reveló que, tras el evento, se internó en una clínica de terapias alternativas para lidiar con su ansiedad.
Reflexiones sobre el futuro
Recientemente, Meruane se volvió viral en redes sociales por un comentario sobre el “Estadio Seguro”, lo que generó un debate sobre su carrera y su lugar en el humor chileno. En una reflexión sobre su experiencia, Meruane no descarta la posibilidad de regresar al Festival de Viña, afirmando que ser pifiado podría ser mejor que pasar desapercibido, ya que significa que aún está presente en la escena. Su historia es un testimonio de la resiliencia en el mundo del espectáculo.