“Rol de las mujeres en las iniciativas solidarias y de ayuda en contexto de crisis COVID-19“. Así se llama el estudio que desarrolló Vértice Urbano, fundación conformada por mujeres vinculadas a la arquitectura, el urbanismo, el diseño, la geografía y la sociología.
Su equipo es integrado por académicas, funcionarias y egresadas de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU) de la U. de Chile, en alianza con ONU Mujeres.
102 organizaciones fueron contactadas para el Mapa Interactivo de Ollas Comunes y Acciones de Cooperación que elaboró la fundación entre abril y julio de 2020.
Un trabajo que permitió reunir información de más de 400 iniciativas solidarias en el país.
Los números del mapeo de iniciativas solidarias
Del universo de agrupaciones, un 45% correspondían a organizaciones formales, mientras que un 26 por ciento eran emergentes. Sobre el tipo de ayuda que entregaban un 70% mencionó ollas comunes, 59% canastas solidarias, 28% declaró ser centros de acopio. Además, un 10% señaló brindar apoyo educativo, un 9% apuntó el tema de las residencias sanitarias y un 30% afirmó proveer artículos de aseo.
Una de las principales conclusiones fue que durante la crisis sanitaria tanto los cuidados privados como los públicos fueron labores asumidas mayoritariamente por mujeres. Así se evidencia en la composición de género de las actividades. En ellas, un 60% fueron mujeres, un 39% hombres y un 1% de otras identidades de género. En cuanto a los liderazgos, el 68% de las iniciativas eran encabezadas por mujeres, un 30% por hombres y un 2% por otras identidades de género.
Valentina Saavedra, académica del Instituto de la Vivienda de la Universidad de Chile, reflexionó respecto a este fenómeno. “Se sabe que hay desigualdad en el rol de los cuidados, llama la atención que en medio de una crisis ese rol se profundice. Se asume que las mujeres tenemos que postergarnos y acudir al cuidado colectivo y privado, desestimando que la precarización también nos afecta. Haciendo que finalmente nos afecte el doble. Llamó la atención también la falta de espacios colectivos para organizarse, pues la mayoría instaló las ollas comunes en sus casas. Haciendo uso de los limitados recursos familiares y agobiando aún más la vida dentro de sus viviendas. Acá hay una responsabilidad pública, institucional, que se aprovecha de las mujeres para no hacerse cargo”, comentó.
Crisis de cuidados y el escenario postpandemia
Para las investigadoras, la crisis de los cuidados, que alude a la sobrecarga femenina, no solo quedó reducida al espacio privado, sino también público. “Entre la tele-educación, teletrabajo para algunas, pérdida de trabajo para otras, aumento de carga de los cuidados y ausencia institucional. La sobrecarga para mujeres y personas con identidades feminizadas ha sido muy grande. Y volvemos a lo que señalan muchas feministas sobre que finalmente en las crisis las más precarizadas son las mujeres. Y son quienes precisamente se les llama a sostener la vida del resto a costa de la suya”, agregó Saavedra.
En relación a cómo proyecta esto postpandemia, las investigadoras llaman a poner atención al proceso constituyente para incluir en él mayores igualdades en este aspecto. Que la crisis sanitaria sea una oportunidad de crecimiento como sociedad, en la que se reconozca que los cuidados somos seres colectivizados. Por último, que las ciudades deben contemplar en su despliegue todas las facilidades para los cuidados colectivos.
El estudio entrega una serie de recomendaciones, elaboradas junto con ONU Mujeres, en las que se destacan la necesidad de que las instituciones del Estado puedan dar una respuesta eficaz y oportuna a la sociedad civil en situaciones de emergencia. Además, reconocer públicamente el esfuerzo realizado por la sociedad civil, especialmente las mujeres. También facilitar la participación de las mujeres que lideran o coordinar instancias de organización social en las políticas públicas, entre otras indicaciones.