La elección de una mascota es una decisión significativa que requiere consideración, ya que cada raza presenta comportamientos, hábitos y necesidades particulares. Elegir un animal cuya personalidad se ajuste a tu estilo de vida puede prevenir problemas en la convivencia diaria. Para tomar esta decisión, es fundamental tener en cuenta el tamaño del hogar, si habrá interacción con niños y el tiempo disponible para paseos. A continuación, se presentan las características del Keeshond, su historia, cuidados básicos y tamaños promedio al alcanzar la edad adulta, así como consejos para su formación, según la página web de Purina.
Origen del Keeshond
El Keeshond es un perro que exhibe rasgos típicos de las razas Spitz, como su cara astuta, orejas pequeñas y erguidas, pelaje grueso y erizado, y una cola con flecos que se enrosca sobre su lomo. En cuanto a su tamaño, el macho adulto alcanza una altura de aproximadamente 46 cm, mientras que la hembra mide alrededor de 43 cm. Su peso oscila entre 16 y 18 kg. Su pelaje presenta una combinación de negro y gris, con un manto inferior mullido que puede ser de color crema o pálido. Este perro es conocido por estar siempre alerta, ya que tiene un instinto natural de guardián, advirtiendo sobre cualquier cosa que considere extraña o perjudicial. Además, es un animal afable que disfruta de la compañía, siendo feliz y cariñoso. De hecho, a menudo se le conoce como el “holandés sonriente“.
El Keeshond está estrechamente emparentado con el Pomerania y otras razas Spitz del norte de Europa. Su nombre proviene de Kees Gyselaer, un líder del partido patriótico holandés en el siglo XVIII. Este perro era conocido por ser un trabajador humilde y también se le relaciona con las barcazas, ya que solía vivir y trabajar en ellas como compañero guardián.
Beneficios de tener un Keeshond
La compañía de un animal trae numerosos beneficios a las personas, ya que la interacción constante con ellos genera resultados positivos en la salud física y en la dinámica familiar y comunitaria. Según una investigación realizada por el Human Animal Bond Research Institute (HABRI), una organización que promueve los beneficios de los animales de compañía, se ha demostrado que los perros y gatos son capaces de “amortiguar el estrés y ayudar a abordar el aislamiento social”, según explica Steven Feldman, director de dicha asociación.
La convivencia con un animal peludo influye significativamente en el cuidado de los niveles de presión arterial y frecuencia cardíaca, además de ayudar en la producción de hormonas relacionadas con el bienestar. En una encuesta realizada en 2021 para evaluar cómo cambió la vida de las personas antes y después de integrar un animal en su hogar, los resultados sorprendieron a los investigadores. Un 61% de los propietarios afirmó que consideraría cambiar de casa si su mascota no estuviera cómoda, y un 45% buscaría un trabajo que le permitiera compartir más tiempo con su animal.