Hace décadas que el cómic de superhéroes empezó a ser utilizado por varios autores para hacer cómics con superhéroes. La diferencia entre ambos se hace evidente con solo ver cualquiera de las películas de Marvel o DC, y luego compararlas con The Boys (la serie o el cómic), Astro City (que sería lindo ver en formato audiovisual un día) o Watchmen (el cómic original o la serie, no la película).
O con Invincible.
La nueva serie animada de Amazon es el contrapunto perfecto para la también recientemente lanzada Liga de la Justicia de Zack Snyder, porque entiende perfectamente la diferencia entre el “de” y el “con”.
Para explicar un poco más la idea: el fútbol no es un deporte “de” pelota, sino “con” pelota. El fútbol es un deporte de agrupamiento e invasión. Es decir, en el fútbol la clave no es la pelota, sino los movimientos y reacciones de los equipos.
Con las buenas historias, de cualquier tipo, pasa algo similar: los personajes no son la clave en sí mismos, sino sus vicisitudes y decisiones.
En el caso de Invincible esto se hace manifiesto en sus 3 primeros capítulos, lanzados todos juntos, que dejan de inmediato con ganas de más (cada viernes se estrenará uno nuevo). El enfoque realista y el tono maduro de los conflictos que se tratan, sumados a la combinación de géneros (policial, drama, acción), configuran una propuesta interesante mucho más allá del público habitual de los superhéroes.
En Invincible los héroes y las personas comunes sangran. Y mueren. Sus ojos explota en sangre, sus cuerpos son mutilados con el desenfado del mejor cine gore de antaño, se sienten las quebraduras de huesos y los gritos. No abundan los robots que se pueden destruir sin desparramar nada más que cables y metal (como en las películas de Marvel y DC).
Pero tampoco se trata de eso. La violencia realista se valora, va de la mano del tono general de la serie, pero no es el centro.
El centro está en las relaciones humanas, en las referencias al sexismo y al racismo, en la aparente psicopatía de uno de los personajes, en el crecimiento como persona del protagonista, en el retrato del poder…
En resumen, la serie de Invincible respeta al cómic del mismo nombre en el que se basa, apuntando a utilizar a los superhéroes para hablar de otras cosas, sin dejar de lado la acción y los guiños al imaginario clásico que todo fanático del género superheroico reconocerá con una sonrisa.
Desde las alegorías evidentes de Superman, Flash y Batman, hasta los detalles más pequeños (como ponerle el apellido del primer Robin al protagonista), Invincible tiene todo para capturar la atención de un público amplio, sin dejar de lado a quienes crecimos con el concepto de superhéroe, y que agradecemos que algunos hayan hecho que el concepto creciera junto con nosotros.
Mario Cuche