El asombroso relato de Harrison Okene, el único sobreviviente de un naufragio en Nigeria

Un milagro en el mar: nigeriano sobrevivió 60 horas tras un naufragio.
Un milagro en el mar: nigeriano sobrevivió 60 horas tras un naufragio.

Harrison Okene fue el único sobreviviente luego de que el barco donde trabajaba como cocinero se hundiera a 32 kilómetros de la costa de Nigeria. Su historia es considerada un milagro, pues sobrevivió 60 horas bajo las profundidades del mar.

Accidente en medio del mar

En mayo de 2013, Harrison tenía 29 años y trabajaba como chef a bordo de un remolcador llamado Jascon 4. Nunca antes se había subido a aquel tipo de embarque y no conocía su funcionamiento, pero sí conocía a sus 13 tripulantes. El 25 de mayo, el trabajo en el remolcador fue arduo, ya que estaban “estabilizando un (barco) petrolero en una plataforma de Chevron en medio de un mar agitado por una tormenta”, según detalla BBC.

Esa madrugada, Harrison se dirigió a la cocina para preparar todo como de costumbre, hasta que se dirigió al baño y todo cambió de un momento para otro. “Acababa de ir al baño. Cerré la puerta y estaba sentado sobre el inodoro cuando el barco se dio vuelta hacia el lado izquierdo”, relató. El hombre recordó que se golpeó la cabeza y que sintió cómo el barco se hundía. “Caía rapidísimo. Yo estaba en pánico. Oía a la gente gritar, llorar. Eran las cinco, cincuenta de la mañana, así que algunos de mis compañeros todavía estaban durmiendo”, complementó.

“Gritaban pidiendo ayuda. Escuchabas el agua burbujear a medida que iba entrando a los distintos espacios y luego, silencio”, añadió.

Harrison sobrevivió 60 horas bajo el mar

Después de unos minutos de angustia, el barco finalmente encalló en el fondo del mar a unos 30 metros de la superficie, y Harrison se convirtió en el único sobreviviente. En esos momentos de pánico, nunca imaginó que el golpe en su cabeza mientras estaba en el baño sería también uno de suerte, ya que estaba atrapado en un lugar pequeño, “con agua hasta la cintura”. Según detalla el medio citado, aquel golpe lo empujó hacia una burbuja de aire, un “oasis de oxígeno” que le permitió sobrevivir casi tres días completos en el fondo del mar.

A pesar de su suerte, pasaron dos días y aún no aparecía alguien para rescatarlo. Así, sus esperanzas de sobrevivir comenzaron a disminuir. A las pocas horas después de concretarse el segundo día atrapado bajo el agua, logró encontrar una linterna, lo que le permitió intentar escapar y llegar a la superficie. Nadó a través de una puerta sumergida hasta la siguiente cabina buscando una salida, pero no encontró nada y solo provocó que su linterna dejara de funcionar, quedando en la absoluta oscuridad.

En ese momento, Harrison recordó cómo sintió que los peces comían su piel herida por los golpes durante el naufragio. “Estaba vestido únicamente con calzoncillos”, contó. Al ver que ya no tenía esperanzas, el nigeriano pensó en su familia y rezó para salir de ahí con vida. “Pensé en mi esposa, en mi madre. Pasé el tiempo cantando alabanzas”, dijo. En ese estado estuvo por algunas horas más, sin alimento y consciente de que el oxígeno en su milagrosa burbuja de aire se iba consumiendo.

Buceadores llegaron a buscar los cuerpos de los tripulantes

Mientras tanto, en tierra, a las familias de cada tripulante se les informó que todos habían muerto, al mismo tiempo que la empresa dueña del Jascon 4, West African Ventures, contrató a expertos para recuperar los cuerpos. Fue así como tres buceadores llegaron al barco hundido, donde Harrison logró escucharlos mientras rompían las puertas para entrar al barco. Sin pensarlo, decidió golpear las paredes de la cabina para llamar su atención. “Ya casi no había oxígeno en la burbuja de aire, me estaba costando respirar”, relató.

Lo primero que vio fue el reflejo de una linterna. “Traté de rastrear esa linterna y, cuando vi que el agua burbujeaba, sabía que era un buceador”, añadió. Nicolaas van Heerden era aquel hombre, quien contó para el medio cómo sintió que alguien lo tocaba. “Fue el momento más aterrador de toda mi carrera, aunque obviamente el terror fue rápidamente reemplazado por adrenalina y emoción por haber hallado a alguien con vida”, detalla.

Por su parte, Okene explicó que “solo quise tocarlo y alejarme porque sabía que se iba a asustar y no me quería lastimar”, añadiendo que “también sentía miedo” y que estaba tan sorprendido de que hubiera sobrevivido que incluso “no estaba seguro de que fuera un humano”. La misión era llevarlo a la superficie de la manera más segura posible.

Nicolaas mencionó que encontrarlo con vida fue solo el comienzo de la operación de rescate, pues debían sacarlo a la superficie de la manera más segura posible, para estabilizar su presión y niveles de nitrógeno luego de 60 horas bajo el mar. Después de que los buceadores lograron ingresarlo a una cámara presurizada para estabilizarlo, Harrison lloró.

Recuperación y regreso a casa

“Sobreviví, pero es una experiencia que no le deseo a nadie”, afirma. Después de tres días en el fondo del mar, Harrison debió pasar otros tres en una cámara de descompresión en el barco, para así evitar un infarto tras salir al exterior. Mientras aquello ocurría, nuevamente en tierra, avisaron a su familia de que era el único sobreviviente. “Mi esposa se desmayó y debieron llevarla al hospital, pero estaba bien”, recuerda el hombre.

Tras pasar finalmente seis días bajo el mar, lo trasladaron en helicóptero hasta un hospital para comprobar su estado. Al llegar a su casa, no solo lo esperaba su familia, sino un montón de personas que se habían enterado del milagro. En los días siguientes, su increíble historia de supervivencia dio la vuelta al mundo luego de que los buceadores que lo habían hallado publicaran el video del increíble rescate en las redes sociales.

Por vueltas de la vida, y tras volver a vivir una situación similar poco tiempo después, Harrison decidió ser un buzo profesional, a pesar de que aseguró, luego de su accidente, que no iba a acercarse al mar nunca más. “Tras el primer incidente había dicho que nunca volvería al océano, pero sigo ahí porque sé que es donde debo estar, es mi ambiente y siempre estaré cerca de él”, concluyó Harrison.