La traducción de obras de Han Kang y otros autores coreanos en América Latina refleja el creciente interés por la literatura asiática en el ámbito hispanohablante.
La escritora coreana Han Kang ha sido reconocida con el Premio Nobel de Literatura, convirtiéndose en la primera mujer asiática en recibir este prestigioso galardón. En la actualidad, es común encontrar títulos de autores coreanos en las librerías, lo que refleja un creciente interés por la literatura de esta región. Autoras como Han Kang y Bora Chung han logrado trascender el nicho orientalista, alcanzando el estatus de bestsellers internacionales. Un ejemplo notable es “Almendra” de Kim Ji-young, nacida en 1982, que se inscribe en el género de la ficción de autoayuda, conocido como “healing”, y que se está consolidando como una marca registrada de la literatura coreana, similar a lo que han logrado el policial nórdico o el realismo mágico latinoamericano.
Sin embargo, la historia de la literatura coreana en español es relativamente reciente. En 1935, el semanario argentino “El Hogar” publicó a Mirok Li, quien se considera el primer autor coreano en ser traducido al español. No fue hasta 1983 que se publicó la segunda obra en España, una antología de poetas contemporáneos. Durante la década de 1990, las traducciones comenzaron a llegar de manera más constante, con la primera traducción en México en 1991 y en Perú y Colombia en 1994. A finales del siglo XX, la editorial española Verbum lanzó una colección dedicada a la literatura coreana, que ha crecido y se ha mantenido activa hasta hoy.
En el siglo XXI, varias editoriales como Ediciones Ermitaño en Argentina y Bajo Luna han creado sus propias colecciones de literatura coreana. Hwarang Editorial se ha especializado exclusivamente en la publicación de obras coreanas. Las traducciones de los años noventa han dado paso a un aumento significativo en la disponibilidad de literatura coreana en español. Un hito importante en este período fue la publicación de “Vegetariana” en 2012, que pasó desapercibida en Corea, pero que fue traducida al español por la traductora coreano-argentina Sun-me Yoon. Cuatro años después, esta novela ganó el International Booker Prize, lo que marcó el inicio de una era dorada para la literatura coreana a nivel global. Este premio transformó la percepción de la literatura coreana, alejándola del exotismo y permitiéndole ganar un lugar en el panorama internacional.
Otros países de América Latina también han comenzado a traducir obras coreanas, con Uruguay realizando traducciones en 2013 y Chile en 2022. Este recorrido en el ámbito hispanohablante ha sido fundamental, gracias al olfato de traductores y editores que han trabajado incansablemente para dar a conocer estas obras. Este descubrimiento no es un caso aislado; por ejemplo, la autora Bora Chung ha tenido un impacto significativo en la escena internacional. En el ámbito hispano, la autora colombiana Cammy Cho ha publicado “Vestigio” en 2023, que ha tenido éxito en inglés y cuyos derechos han sido adquiridos en España, lo que representa una apuesta segura para las editoriales.
“Vestigio” aborda temas de violencia y la decisión de la protagonista de dejar de comer carne, una elección que, aunque parece simple, la lleva a cortar lazos con su entorno social, sumergiéndose en una espiral deshumanizante. La novela narra la violencia individual y su impacto en el terreno social, haciendo eco de las masacres recientes, como la ocurrida durante la dictadura de Chun Doohwan en la ciudad de Gwanju, de donde es oriunda la protagonista. Estos hechos, que solo fueron conocidos internacionalmente gracias a un periodista alemán que logró escapar del país, reflejan la complejidad de la historia reciente de Corea.
A pesar de que el acceso a la literatura contemporánea es relativamente fácil, también es posible traducir obras más antiguas. Un ejemplo es “Hong Kiltong”, una novela del siglo XVI que, según algunos académicos, fue escrita en alfabeto nativo coreano y que ocupa un lugar central en el canon literario de Corea, traspasando barreras y formando parte del imaginario folclórico del país. Por otro lado, el modernismo, que abarca el periodo de 1910 a 1945, fue un momento en el que los escritores coreanos comenzaron a establecer contacto con la literatura occidental, dando lugar a periodos creativos interesantes con autores como Yi Sang, Na Hyeseok y Park Taewon.
En el siglo XXI, la península coreana sigue siendo influenciada por modas culturales internacionales, pero también genera su propio contenido. La irrupción de Corea como un jugador clave en el ámbito cultural mundial se ha visto impulsada por el fanatismo que generan su música y cine, con directores como Bong Joon-ho, quien ganó el Oscar a la mejor película. A pesar de la distancia geográfica, existe un interés constante por acercar la literatura coreana al cono sur, y cada vez más editoriales publican obras de autores coreanos, lo que refleja el valor intrínseco de esta literatura en el contexto actual.