El exsecretario de Seguridad Pública de México, Genaro García Luna, ha sido condenado en un tribunal de Nueva York a más de 38 años de prisión, además de una multa de dos millones de dólares, por delitos relacionados con el narcotráfico, colaboración con el crimen organizado, específicamente con el Cartel de Sinaloa, y por falso testimonio ante las autoridades estadounidenses. García Luna, de 56 años, escuchó la sentencia con una expresión impasible el miércoles, siendo el máximo responsable de la seguridad pública durante el mandato del presidente mexicano Felipe Calderón (2006-2012), periodo en el que lideró la estrategia conocida como la ‘guerra contra las drogas’.
La condena total impuesta a García Luna asciende a 460 meses, lo que equivale a 38 años y 3 meses, además de un periodo adicional de hasta seis años de libertad vigilada. El juez Brian Cogan, quien presidió el caso, en su discurso final, lo acusó de llevar una vida doble. En sus palabras, “No es el responsable directo de cada una de las muertes por el tráfico de drogas, pero sí fue uno de sus grandes facilitadores (…) Usted llevaba una doble vida; por un lado tenía una familia entrañable y por otra permitía que esta gran empresa criminal (el Cartel de Sinaloa) siguiera funcionando (…) Su manera de pensar es muy parecida a la del Chapo”.
Durante la audiencia, García Luna mantuvo un semblante serio y se presentó con un traje gris oscuro y corbata granate. Habló durante siete minutos, reafirmando su inocencia ante su familia y su país, afirmando que “el juicio en mi contra es resultado de información falsa proporcionada con el Gobierno de México”. Este exfuncionario, que es el más alto en rango condenado en Estados Unidos, estuvo acompañado por su esposa y sus dos hijas en el tribunal.
La defensa de García Luna, liderada por su abogado César de Castro, mostró satisfacción tras la sentencia, dado que la Fiscalía había solicitado cadena perpetua y una multa de cinco millones de dólares. De Castro argumentó que “20 años de condena no son suficientes, son demasiados”, y sostuvo que García Luna no debía ser sentenciado a cadena perpetua, ya que ni siquiera presidentes como el hondureño Juan Orlando Hernández, quien también fue sentenciado por vínculos con el narcotráfico, recibieron penas tan severas. “Usted ve ahí una familia destrozada. La reputación de mi defendido, que ha demostrado una conducta ejemplar durante su tiempo en prisión, ha sido destrozada mundialmente después de un proceso dirigido por las altas esferas políticas de México”, añadió De Castro.
La Fiscalía, por su parte, respondió con firmeza a la defensa, calificando a García Luna como “el cartel en sí mismo”. Afirmaron que “él (García Luna) era peor que ‘el Chapo’ porque sin él, ‘el Chapo’ no habría podido operar”. En un comunicado posterior, el fiscal del Distrito Este de Nueva York, Breon Peace, atribuyó a García Luna la “importación de más de un millón de kilogramos de estupefacientes letales” de México a Estados Unidos, así como “violencia incalculable” en ambos países, y consideró que la sentencia envía un “mensaje contundente”.
Al conocerse la sentencia, un grupo de mexicanos se congregó a las puertas del tribunal federal de Nueva York, gritando “Felipe Calderón, eres el siguiente”. La sentencia se dictó más de un año y medio después de que García Luna fuera declarado culpable de cinco cargos en febrero de 2023, cuando los 12 miembros del jurado en el Tribunal Federal del Distrito Este de Nueva York lo señalaron por unanimidad como responsable de los delitos. El juez Cogan ya había condenado a cadena perpetua a Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán en 2019 y dirigirá el caso contra Ismael ‘el Mayo’ Zambada, cofundador del Cartel de Sinaloa, en esta misma corte.
En respuesta a la condena de García Luna, el expresidente Felipe Calderón afirmó que nunca tuvo “evidencia verificable” que lo involucrara en actividades ilícitas. En una extensa declaración en redes sociales, Calderón negó haber tenido acceso a las evidencias y testimonios presentados durante el juicio, afirmando: “soy partidario de que quien incumpla la ley, asuma las consecuencias”.
Calderón continuó diciendo: “Nunca tuve evidencia verificable que lo involucrara con actividades ilícitas, ni tampoco recibí información en ese sentido de agencias de inteligencia, mexicanas o extranjeras, que entonces confiaban en él e interactuaban con él”. Además, defendió su decisión de enfrentar al crimen organizado durante su gestión, considerándola correcta. “Enfrentar al crimen organizado como presidente de México fue una de las decisiones más difíciles de mi vida. Pero lo volvería a hacer, porque es lo correcto. El verdadero enemigo de nuestro país es el crimen organizado, que secuestra, extorsiona y mata ciudadanos, especialmente a nuestros jóvenes”.