
El concepto de la felicidad, entendido como un estado de bienestar y satisfacción emocional, ha emergido como un tema central tanto en la psicología como en la filosofía. Este estado, según los especialistas, está influenciado por factores externos, como las circunstancias de la vida, así como por componentes internos, que incluyen la resiliencia y la capacidad de adaptación. Para abordar este tema desde un enfoque práctico, la psicóloga Leslie Richardson y el orador especializado en positividad, Neil Pasricha, han identificado herramientas lingüísticas que pueden promover la felicidad. Ambos expertos, vinculados al Instituto Global de Felicidad, presentaron seis frases que pueden utilizarse como estrategias cotidianas para alcanzar un mayor nivel personal de felicidad y generar un impacto positivo en el entorno social.
Estrategias lingüísticas para fomentar la felicidad
Estas formas de expresión están diseñadas para fomentar relaciones interpersonales saludables y construir una percepción más optimista en quienes las implementan. A continuación, se detallan las seis frases recomendadas por los expertos:
1. Poder escuchar: “Cuéntame más”
En lugar de intentar resolver los problemas de los demás, los especialistas recomiendan simplemente escuchar. Decir “cuéntame más” fortalece los vínculos personales, fomenta la empatía y ayuda a gestionar las emociones. Prestar atención envía un mensaje claro de respeto hacia los pensamientos y sentimientos del otro, promoviendo un entendimiento profundo en las relaciones.
2. “Me concentraré en…”
Los expertos aconsejan enfocarse en una sola tarea a la vez. Esta práctica no solo reduce las distracciones, sino que también disminuye la fatiga mental y mejora el progreso hacia objetivos grandes. De acuerdo con un estudio publicado en American Psychologist, tener metas claras y específicas incrementa la motivación y el rendimiento. Además, la retroalimentación es clave para mantener el avance hacia el éxito personal.
3. Cambiar “no puedo” por “todavía no”
Este pequeño cambio lingüístico abre la puerta a la posibilidad de un futuro diferente. Es una herramienta especialmente útil para enseñar a los niños a ver los contratiempos como oportunidades de aprendizaje. Investigadores de la Universidad de Cambridge sostienen que los pensamientos negativos pueden generar estrés y ansiedad. Sin embargo, las técnicas cognitivas-conductuales ayudan a reestructurar estas ideas, promoviendo un bienestar psicológico.
4. Cambiar “tengo que” por “llego a”
Este giro transforma la perspectiva. Los expertos aseguran que modificar la frase a “llego a” puede cambiar completamente cómo interpretamos nuestras responsabilidades. Este ajuste convierte las obligaciones en oportunidades y cultiva una mentalidad de gratitud. Según un artículo de CNBC, esto no solo eleva el estado de ánimo, sino que también permite enfrentar los desafíos de manera más efectiva.
5. Preguntarse: “¿Esto importará dentro de un año?”
Muchas veces, uno se centra en preocupaciones inmediatas que parecen ser soluciones, incluso en cosas pequeñas como llegar tarde o esperar una respuesta a un mensaje. Los especialistas sugieren reflexionar sobre la relevancia de estas preocupaciones a largo plazo. Si la respuesta es negativa, es mejor traer calma al presente y recordar que el tiempo suele poner las cosas en perspectiva.
6. “¿Cuál era tu rosa?”
La gratitud es un motor que impulsa un ejercicio simple pero poderoso: “Rosa, espina, capullo”. Este ejercicio consiste en identificar un momento positivo del día (una rosa), un desafío (una espina) y algo que esperas con ilusión (un capullo). Este hábito está asociado con la salud física y emocional, y su importancia es anecdótica. Una revisión de 70 estudios publicada en el International Journal of Anxiety and Depression concluyó que practicar la gratitud podría ser una estrategia efectiva para reducir los síntomas de depresión y prevenirla.