Eloisa Díaz: pionera de la medicina y la lucha por la igualdad de género en Chile

Eloisa Díaz: pionera en medicina y símbolo de la lucha por los derechos de las mujeres.
Eloisa Díaz: pionera en medicina y símbolo de la lucha por los derechos de las mujeres.

La historia de la medicina en Chile está marcada por la figura de la doctora Eloisa Díaz, quien se destacó como la primera mujer en obtener un título de médico en el país y en toda Sudamérica, rompiendo barreras de género y contribuyendo significativamente a la salud escolar en Chile.

La primera estudiante de Medicina en Chile

Eloísa Díaz Insunza nació el 25 de junio de 1866 en Santiago, durante la presidencia de José Joaquín Pérez. En esa época, las mujeres en Chile solo tenían acceso a la educación primaria y a la Escuela Normal de Preceptoras, que era dirigida exclusivamente por monjas y sacerdotes. Cuatro años después de su nacimiento, el país enfrentó un fuerte conflicto religioso que impulsó la educación femenina laica, comenzando con la creación del Liceo Fiscal de Mujeres.

La directora y fundadora del Liceo Santa Teresa, Antonia Tarragó, fue una de las pioneras en la lucha por la educación secundaria femenina. Sin embargo, el avance más significativo ocurrió en 1877 con la firma del decreto Amunátegui, que permitió a las mujeres acceder a la universidad. Este avance fue resultado de las demandas de Isabel Le Brun, directora de la escuela de Recoleta, y fue firmado por el ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública, Miguel Luis Amunátegui, bajo el gobierno de Aníbal Pinto.

A pesar de la oposición de la Iglesia Católica, el decreto fue promulgado, impactando a la sociedad chilena cuando Eloísa tenía apenas once años. En 1881, con solo 15 años, Díaz se destacó por su inteligencia y decidió postular a la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, donde ingresó tras rendir exitosamente su examen de Bachillerato en Humanidades. Junto a ella, Ernestina Pérez también comenzó a estudiar medicina, convirtiéndose en una de las primeras mujeres en esta carrera.

Durante su formación, Eloísa y Ernestina enfrentaron prejuicios y discriminación de género, siendo acompañadas por sus madres en las aulas hasta que lograron ganarse el respeto de sus compañeros y docentes. En los laboratorios, eran separadas con un biombo para evitar el contacto con los hombres. A pesar de estas dificultades, Eloísa se graduó en 1886 y se tituló un año después, abriendo el camino para que otras mujeres se atrevieran a ingresar a la medicina.

Medicina social y con perspectiva de género

Desde sus años como estudiante, Eloísa Díaz mostró un fuerte compromiso con la medicina social y la igualdad de género. Durante su formación, notó que la mayoría de las investigaciones médicas se centraban en la anatomía masculina, lo que la llevó a presentar su tesis titulada ‘Breves observaciones sobre la aparición de la pubertad en la mujer chilena y las predisposiciones patológicas del sexo’, disponible en el Repositorio Académico de la Universidad de Chile y en la Biblioteca Nacional.

Su carrera profesional comenzó como ayudante en una clínica de ginecología, y en 1891 se unió al plantel médico del Hospital San Borja. Combinó este trabajo con su labor como profesora en la Escuela Normal de Preceptoras, donde analizó las condiciones de higiene en los colegios y se convirtió en una de las pioneras en instaurar el concepto de salud escolar.

En 1898, fue nombrada Inspectora Médica Escolar de Santiago, y en 1911 asumió el mismo cargo a nivel nacional, convirtiéndose en la primera mujer en ser directora del Servicio Médico Escolar de Chile, puesto que ocupó durante 30 años. Durante su gestión, Díaz estudió las condiciones de salubridad que enfrentaban los niños y niñas en las escuelas, luchando por avances que sentaron las bases de la salud escolar en el país, como el desayuno escolar obligatorio y la vacunación masiva de escolares.

La tarea de Eloísa no fue sencilla; según diversas biografías, tuvo que aportar dinero de su propio bolsillo para financiar sus iniciativas, con el objetivo de erradicar el raquitismo y la tuberculosis. Además, fundó jardines de infancia, colonias escolares gratuitas y policlínicas para personas de escasos recursos. “Ella crea las primeras cantinas escolares, que es donde se les entregaba alimentación a los menores. Aborda la vacunación, la necesidad de higiene, de ventilación y de que las salas estén iluminadas para las clases”, destacó Ariadna Biotti, historiadora de la Universidad de Chile.

Un legado imborrable

En 1910, Eloísa Díaz recibió su máxima distinción como profesional en Buenos Aires, donde fue nombrada ‘Mujer Ilustre de América’ en el Congreso Científico Internacional de Medicina e Higiene, en reconocimiento a su labor como Inspectora Médica Escolar de Santiago y su dedicación a la salud infantil, destacando la creación del servicio médico dental en los colegios. A pesar de su sacrificio económico y generosidad, vivió sus últimos 25 años de vida de forma solitaria y en condiciones precarias. Tras retirarse a los 60 años, sufrió una larga enfermedad que le costó la vida en 1950, a la edad de 84 años.

“Ella garantizó que la escuela fuera el lugar más virtuoso de la vida de las personas, donde había una acogida y una formación”, reconoció la doctora Fanny Berlagoscky, académica de la Universidad de Chile. En 2018, Google homenajeó a Eloísa Díaz en el 152 aniversario de su nacimiento, incluyéndola en sus reconocidos doodles.

En la actualidad, su legado es recordado en Chile, donde se le ha homenajeado con el Hospital Clínico Dra. Eloísa Díaz en La Florida, la distinción ‘Medalla Dra. Eloísa Díaz’ de la Universidad de Chile, que reconoce a exalumnas que han alcanzado altas jerarquías en el ámbito nacional o internacional, y el premio Dra. Eloísa Díaz del Colegio Médico de Santiago, que reconoce la excelencia en el ejercicio de la profesión.