
Un equipo de investigadores ha realizado un estudio que identifica varios genes en los labradores retrievers británicos que están vinculados a la obesidad canina, y que también tienen correlaciones con la obesidad en los seres humanos. El gen canino DENND1B se destaca como el que presenta la asociación más fuerte con la obesidad en los labradores, y se ha encontrado que este gen también está presente en los humanos. Este gen influye directamente en una vía cerebral que regula el equilibrio energético del organismo, conocida como la vía leptina-melanocortina, según lo reportado por EFE.
Identificación de genes asociados a la obesidad
El equipo de investigación también logró mapear otros cuatro genes en humanos que están relacionados con la obesidad canina, aunque su efecto es menor en comparación con el DENND1B.
Alyce McClellan, investigadora de la Universidad de Cambridge y coautora principal del informe, comentó: “Estos genes no son objetivos obvios de inmediato para los fármacos para adelgazar, porque controlan otros procesos biológicos clave del organismo en los que no se debería interferir, pero los resultados ponen de relieve la importancia de las vías cerebrales fundamentales para controlar el apetito y el peso corporal”.
Comportamiento alimentario y control de peso
El estudio también reveló que los perros con un alto riesgo genético de obesidad mostraban un mayor interés por la comida. Sin embargo, se observó que si los dueños de estos perros controlaban su dieta y aseguraban un ejercicio adecuado, los canes podían evitar la obesidad, de manera similar a lo que ocurre con las personas que tienen predisposición a aumentar de peso.
Además, al igual que en la obesidad humana, no fue un solo gen el que determinó la propensión de los perros a la obesidad. En cambio, fue el efecto combinado de múltiples variantes genéticas lo que estableció si el riesgo de obesidad en los perros era alto o bajo.
La epidemia de obesidad en perros
La epidemia actual de obesidad en humanos se refleja en los perros, donde se estima que entre el 40 y el 60 por ciento de los perros domésticos tienen sobrepeso o son obesos. Los perros son considerados un modelo adecuado para estudiar la obesidad humana, ya que desarrollan esta condición a través de influencias ambientales que son similares a las que afectan a los humanos.
Eleanor Raffan, investigadora en Cambridge y directora del estudio, señaló: “Estudiar a los perros nos enseñó algo muy importante: los dueños de perros delgados no son moralmente superiores, igual que pasa con las personas delgadas. Si tienes un alto riesgo genético de obesidad y hay mucha comida disponible, tiendes a comer en exceso y a ganar peso a menos que hagas un gran esfuerzo para no hacerlo”.
Metodología del estudio
Para llevar a cabo el estudio, el equipo reclutó a dueños de perros a quienes se les midió la grasa corporal, se puntuó su grado de “avaricia” y se tomó una muestra de saliva para analizar el ADN. Posteriormente, se examinó la genética de sus perros. Al comparar el estado de obesidad de los perros con su ADN, los investigadores pudieron identificar los genes que están relacionados con la obesidad canina.
Los perros que portaban la variante genética más asociada con la obesidad, DENND1B, presentaban aproximadamente un 8% más de grasa corporal en comparación con aquellos que no la poseían. Este trabajo no solo demuestra las similitudes genéticas entre los perros y los humanos, sino que también ha contribuido a una mejor comprensión de cómo el cerebro regula la conducta alimentaria y el uso de energía.