Cáncer de pulmón: el 84% de los casos se relaciona con el tabaquismo, advierten especialistas

Día Mundial del Cáncer de Pulmón: el tabaquismo
Día Mundial del Cáncer de Pulmón: el tabaquismo

En Argentina, el cáncer de pulmón se posiciona como la principal causa de mortalidad entre los diferentes tipos de tumores, con aproximadamente 10.000 muertes anuales. Cada 17 de noviembre se celebra el Día Internacional del Cáncer de Pulmón, una fecha destinada a concienciar sobre los factores de riesgo asociados a esta enfermedad y la importancia de dejar de fumar. Históricamente, los hombres han liderado las estadísticas de diagnóstico, sin embargo, en los últimos años, la tasa de incidencia ha mostrado un aumento notable en las mujeres. Según la oncóloga Florencia Tsou, integrante del área de Oncología Torácica del IAF, este incremento está “probablemente vinculado al crecimiento del hábito tabáquico en la población femenina en las últimas décadas”. Este análisis se basa en la observación de que cada año se diagnostican alrededor de 13.000 nuevos casos en el país.

El tabaquismo se mantiene como el principal factor en el desarrollo del cáncer de pulmón. Los especialistas subrayan que cualquier cantidad de consumo de tabaco incrementa el riesgo de desarrollar esta enfermedad, por lo que la medida más importante para la prevención es dejar de fumar. La American Cancer Society estima que la contaminación del aire en áreas urbanas, especialmente en zonas cercanas a vías con alto tráfico, contribuye entre un 1% y un 2% a la incidencia del cáncer de pulmón, aunque su impacto es significativamente menor en comparación con el tabaquismo.

Según datos del Instituto de Métricas y Evaluación de Salud (IHME), una organización independiente de investigación en salud poblacional de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, el cáncer de pulmón presenta un alto nivel de incidencia a nivel global, siendo superado solo por el cáncer colorrectal, de estómago y de mama.

El doctor José Luis Morero, jefe de la sección de Neumología y Coordinador del Programa de Detección Precoz de Cáncer de Pulmón en el Alexander Fleming, explica que “el 84% de los cánceres de pulmón tiene antecedentes de tabaquismo”. Resalta que incluso aquellos que han fumado solo 10 o 6 cigarrillos al día durante 15 a 20 años pueden estar en riesgo. Además, enfatiza que cuanto antes se deje de fumar, más se reduce el riesgo, aunque este también está relacionado con el envejecimiento natural y los hábitos nocivos adoptados a lo largo de la vida. Con el paso de los años, la exposición a entornos tóxicos y a factores ambientales incrementa las probabilidades de desarrollar cáncer.

Por otro lado, las campañas educativas dirigidas a sensibilizar a los adolescentes son fundamentales, ya que prevenir el inicio del consumo de tabaco desde edades tempranas puede reducir drásticamente los riesgos acumulados a lo largo de los años. La Sociedad Americana advierte que el uso de puros, habanos y pipas “light” incrementa el riesgo, y estudios han demostrado que los productos saborizados, como los de mentol, pueden facilitar inhalaciones más profundas.

La detección temprana del cáncer de pulmón es crucial para mejorar las posibilidades de supervivencia de los pacientes. Entre los síntomas más comunes se encuentran la tos, a menudo acompañada de sangre (hemoptisis), dificultad para respirar, pérdida de peso y dolor torácico. La doctora Carmen Pupareli explica que en algunos casos el diagnóstico se realiza a través de hallazgos en radiografías o tomografías computarizadas. “Ante un paciente con estas características, los médicos siempre descartamos otras enfermedades infecciosas, inflamatorias o neoplasias”, señala. La tomografía computarizada de baja dosis (TCBD) se ha convertido en una herramienta efectiva para la detección en etapas iniciales, respaldada por diversos estudios, incluyendo el National Lung Screening Trial (NLST) realizado en Estados Unidos y en Europa, que demostró una reducción del 20% en la mortalidad por cáncer de pulmón.

Este método debe realizarse anualmente y debe ir acompañado de un seguimiento médico adecuado y estrategias para promover la cesación tabáquica. Una vez diagnosticado el cáncer de pulmón, la progresión de la enfermedad depende en gran medida del tamaño del tumor y de si este se ha diseminado a otras partes del cuerpo. El oncólogo Diego Enrico, del área de Tumores Torácicos del Fleming, indica que “cuanto más pequeño sea el tumor, incluso si ha tenido compromiso de los ganglios linfáticos ubicados en el mediastino, mayor será la posibilidad de cura y menor el riesgo de recaída”.

En los últimos años, el uso de dispositivos electrónicos y el vapeo han ganado popularidad como alternativas al fumar, pero los especialistas advierten sobre su limitada efectividad. “Los vapeadores son menos eficaces que los métodos habituales de cesación tabáquica, como las entrevistas y los reemplazos de nicotina”, afirman. Además, se han registrado internaciones por cuadros graves vinculados a sustancias tóxicas presentes en estos productos. Otro factor relevante para los fumadores es el radón, un gas inerte presente en la corteza terrestre que puede acumularse en sótanos. El doctor Claudio Martin recomienda mantener una buena ventilación en hogares y espacios de trabajo como medida preventiva.

Los tratamientos contra el cáncer de pulmón han experimentado avances significativos, y muchos de ellos pueden controlar e incluso curar la enfermedad en condiciones crónicas. Los progresos en las terapias de precisión y en la inmunoterapia han transformado el panorama del tratamiento oncológico. “Evolucionaron fantásticamente y hoy permiten que muchos pacientes se curen o controlen su enfermedad durante años”, afirma Martin. Estas terapias personalizadas identifican alteraciones genéticas específicas que favorecen al paciente en aproximadamente el 40% de los casos, permitiendo la aplicación de medicamentos dirigidos que controlan la enfermedad durante períodos prolongados. Además, se están desarrollando anticuerpos conjugados que actúan como vehículos para entregar quimioterapia directamente a las células tumorales, lo que reduce los efectos secundarios de los tratamientos convencionales. Por su parte, la inmunoterapia utiliza el sistema inmune del paciente para atacar las células cancerígenas, y su enfoque se emplea de manera combinada con otros tratamientos, lo que ha mejorado los resultados en pacientes que antes solo recibían medicaciones para tumores con metástasis.