Argentina se retiró de la cumbre del clima de Bakú, donde se discuten las negociaciones sobre financiación climática, por orden de su presidente, Javier Milei. La decisión se hizo efectiva en el tercer día de la COP29, un evento que se extenderá hasta el 22 de noviembre. La delegación argentina contaba con hasta 85 personas acreditadas, quienes ya no asistieron al recinto donde se lleva a cabo la cumbre.
La retirada de Argentina coincide con la publicación de un informe que ha generado un ambiente de pesimismo. El informe, titulado Global Carbon Budget de 2024, anticipa un aumento del 0,8% en las emisiones globales de CO2 para el año 2024 en comparación con el año anterior. Este documento, que fue publicado en la revista científica Earth System Science Data, proporciona datos sobre las tasas de reforestación y el uso de combustibles fósiles a nivel mundial, además de cuantificar las emisiones de CO2 y la capacidad de los sumideros naturales, como plantas y océanos, para capturarlas. Esto ofrece una visión general de la situación del ciclo del carbono en el planeta.
Negociaciones en Bakú
La cumbre del clima de la ONU en Bakú ha llegado a la mitad de su primera semana sin avances significativos en el tema de financiación, que es el aspecto central de las negociaciones. Esta falta de progreso ha generado frustración entre los países en desarrollo, según han comentado fuentes observadoras del proceso.
Este miércoles, los cofacilitadores de las negociaciones sobre el nuevo objetivo cuantificado y colectivo de financiación climática presentaron un borrador para consideración, un texto preliminar que incluye diversas opciones y que deberá ser acotado para su posterior negociación entre los países. Este nuevo objetivo de financiación climática es crucial, ya que se espera que se adopte en 2025, reemplazando el objetivo anterior que establecía la necesidad de destinar al menos 100.000 millones de dólares anuales para 2020. Esta financiación está destinada a apoyar la descarbonización de las economías, la adaptación a los impactos del cambio climático y a abordar las pérdidas y daños causados por fenómenos relacionados con el calentamiento global.
El bloque de países en desarrollo y China, conocido como G77+China, ha propuesto una cifra de financiación total anual de 1,3 billones de dólares para este nuevo objetivo. Sin embargo, aún se espera la propuesta de los países desarrollados, que no han presentado ninguna opción respecto al quantum de la meta.
Además, un grupo de Bancos Multilaterales de Desarrollo anunció su compromiso de destinar un total de 120.000 millones de dólares a la financiación climática en países de ingresos bajos y medios para el año 2030. Esta cifra incluye a prestamistas como el Banco Asiático de Desarrollo (BAsD), el Grupo del Banco Mundial, el Banco Africano de Desarrollo (BAfD), entre otros.
Reducción de emisiones
En el ámbito de la mitigación del calentamiento global, otro tema importante en las negociaciones de Bakú, Brasil presentó sus planes de reducción de emisiones para el año 2035. El país sudamericano se ha comprometido a reducir sus emisiones en un 67% para ese año, en comparación con los niveles de 2005.
La ministra brasileña de Medioambiente, Marina Silva, en una rueda de prensa, no especificó la cantidad de dinero que considera que deben transferir las economías desarrolladas a los países en desarrollo a partir de 2025 para apoyar sus planes climáticos, pero destacó que los compromisos actuales de 100.000 millones de dólares anuales han demostrado ser insuficientes.
Brasil se convierte así en el segundo país, después de Emiratos Árabes Unidos, en presentar oficialmente sus compromisos actualizados para la reducción de emisiones. Emiratos Árabes Unidos planea una reducción del 47% respecto a las emisiones de 2019. Todos los estados están llamados a presentar sus planes nacionales antes de febrero de 2025.
Otros países, como el Reino Unido, han manifestado sus intenciones de reducir emisiones, aunque aún no han presentado oficialmente sus planes. El primer ministro británico, Keir Starmer, anunció que su objetivo es reducir las emisiones del Reino Unido en un 81% para 2035 en comparación con los niveles de 1990.